De como un presidente autonómico quiere llevar el gran almacén a su capital autonómica, interviene para ello como mediador un amigo, y los políticos locales montan toda una gresca con la operación urbanístico-inmobiliaria. Ibarra, el presidente en cuestión, alcanza una solución de compromiso con el alcalde de Cáceres -inefable, cede el voto de un concejal del PSOE-, y se desbloquea la "operación". No hace falta circo ni enanos.
De todo ello escribe Gatopardo:
De todo ello escribe Gatopardo:
Una de las muchas ventajas de ser rico es que no hay que ponerle límites al mal gusto. Nada hay que le duela más a un español que una magra cuenta corriente constriñendo sus delirios estéticos y sus ambiciones de relumbrón. La cosa llega a tragedia cuando, teniendo posibles y futuros, no tiene dónde comprar esa farola enana para la terraza, ese traje de lentejuelas con relamé, ese visón coloreado. En fin, cuando no tiene a mano a El Corte Inglés.
Para nuestros amigos de fuera de España: El Corte Inglés está constituido por una serie de deposiciones arquitectónicas con la misma alegría y espíritu funcional que una cadena de tanatorios. Su insistencia en la bombilla, guirnalda, espumillón y otras jacarandas luminarias tiene sus orígenes, no muy lejanos, en una España donde sólo había una bombilla por casa, pero muchos piojos por cabeza. De esa época deriva también los trajes de boda y mortaja de sus vendedores, las faldas tubo de tergal de sus empleadas y ese olor (único en Europa) a sobaquillo escabechado en almidón que impregna todos los almacenes.
Entremadura quiere un Corte Inglés. Y el Corte Inglés quiere estar en Extremadura. Uno no se limpia la roña de la pobreza para reivindicar la sobriedad y la elegancia. Y el Corte Inglés tiene la vulgaridad como mascarón de proa de su empresa. Lo que prometía ser una unión perfecta de intereses se ha transformado en una astracanada digna de figurar en el repertorio de timos, pillerías y bufonadas del suelo patrio. La historia, que dura ya tres años, es la siguiente:
En 2003, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, presidente socialista de Junta de Extremadura (región que aún recibe cuantiosos fondos de compensación de la Comunidad Europea) propone a El Corte Inglés que se establezca en Cáceres. Se inician negociaciones con un intermediario listo llamado Jesús Alarcón, dueño de la empresa Estudios Urbanísticos y Medioambientales. Este constructor, simultáneamente, negocia con el alcalde de Cáceres, Saponi, del Partido Popular las condiciones y repartos de beneficios de la operación.
El terreno sobre el que se va a construir el Corte Inglés ocupa 25.000 m2 del centro de Cáceres (ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad) y pertenece a la Orden de la Carmelitas Descalzas. Las razones que explican la tímida discreción y el piadoso recogimiento de estas monjitas durante la trapisonda de negociaciones de venta las referiré más adelante.
En un primer momento, el listo intermediario se propone comprar el terreno a las monjitas, revenderle un trozo al Corte Inglés, construir él más de un centenar de pisos y pagar al Ayuntamiento una miseria para que firme los papeles y legalice una operación que atenta contra todas y cada una de las normas de urbanismo.
Y entonces es cuando Rodríguez Ibarra y Saponi deciden aliarse contra su intermediario. La Junta de Extremadura decide crear, ex-nihilo, una empresa constructora (Urvipexsa) y encargarse de la operación, de las monjitas y de prepararle la finca a los señoritos de El Corte Inglés. Hay algún pequeño problema. Un concejal del PP dimite, escandalizado de la corruptela; el PSOE se empatilla en Cáceres y se niega a aprobar el proyecto. Pas de problème. Ibarra ofrece a Saponi un concejal manso del PSOE para que el alcalde del Partido Popular consiga los votos necesarios para aprobar el proyecto. A fecha de hoy, Ibarra y Saponi están discutiendo si me lo das en billetes o en especie. Los extremeños mordiéndose las uñas, pero felices, porque ésta sera la última Navidad sin El Corte Inglés.
Esta es solo una parte de la entrada del blog de Gatopardo, y preámbulo de otros post. Para leer todo el post haz click aquí.
2 comentarios:
Por favor, ¿Puedes indicar que sólo has copiado una parte del artículo? Es que pierde bastante si no se lee entero. Y además, este preámbulo enlaza con el segundo artículo que publicaré próximamente.
Gracias.
Respuesta a comentario de Gatopardo:
Claro que sí.
Saludos,
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