Así rezaba la misiva enviada por un cliente en marzo de 1992 a la sucursal de Guadalajara (esta carta, además, describe con suma claridad el mecanismo de cambio de titular por si nos quedaba alguna duda):
El ejercito de jurisconsultos contratados por el banco, pertenecientes a los mejores bufetes españoles y con amplia experiencia en asuntos judiciales relacionados con la banca, se encargaría de generar un flujo constante de peticiones y recursos que, junto a la ayuda inestimable de la acusición pública, frenaría, y en ocasiones detendría por completo, la investigación, dilatándola en el tiempo hasta extremos inauditos.
Muy Sr. Mío:Sobran las palabras. Siguiendo con lo que se decía, esta arriesgada linea argumental mantenida por la defensa del Santander (acabar echando todas las culpas a los clientes) estaría apoyada tanto por la presión constante y total de los representantes del Santander sobre instancias políticas y judiciales.
El motivo de la presente es para comunicarle por escrito la historia sobre Hacienda, que Vd. ya conoce, para que la haga llegar a instancias superiores dentro de la organización bancaria de que forma parte.
Desde hace más de diez años soy cliente de ese banco y con Vd. son ya tres los directores que he ido cono ciendo en el transcurso de estos años.
Siempre he confiado mi dinero, mucho o poco, blanco o negro a esa entidad y siempre me he dejado asesorar por los distintos directores, como Vd. bien conoce. Su antecesor en el cargo, Sr. Vallejo, en su día me aconsejó, creo que con la mejor intención, sacar el dinero que poseía en esa época en Págares de Tesoro y en cuentas de familiares e invertirlo en cesiones de creditoun producto negro que en aquel tiempo ofrecía su banco. Así lo hice y me fueron pagando los intereses hasta que repentinamente el Sr. Vallejo fue trasladado y aquí es donde entra VD.
Al poco tiempo de su llegada me comunicó que su entidad se veía obligada a comunicar a Hacienda el nombre de los tenedores del producto cesiones de créditoy que me ofrecía dos alternativas: cambiar el nombre o pagar una complementaría blanqueando la imposición.
Como Vd. recordará optamos por la primera posibilidad e hicimos venir a mi tía Cándida, la cual firmó los documentos correspondientes y al mismo tiempo rompimos los que existían a mi nombre. Hasta aquí todo correcto, yo quedé con la conformidad que todo se había realizado según Vd. había propuesto.
En febrero del año 1990 recibo una citación de la Inspección de Hacienda para revisar los años 1985-1988. preparo toda la documentación y envío a mi asesor fiscal con la conciencia de llevar todo correctamente. mi sorpresa es cuando mi asesor fiscal me hace saber que en la Inspección consta mi nombre como tenedor de 14.000.000 de pesetas en cesiones de créditosegún le ha comunicado el Banco Santander.
El ejercito de jurisconsultos contratados por el banco, pertenecientes a los mejores bufetes españoles y con amplia experiencia en asuntos judiciales relacionados con la banca, se encargaría de generar un flujo constante de peticiones y recursos que, junto a la ayuda inestimable de la acusición pública, frenaría, y en ocasiones detendría por completo, la investigación, dilatándola en el tiempo hasta extremos inauditos.
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