Publicado en Al margen del campo de batalla
Los ciudadanos modernos contamos con que somos libres, tendemos a sentirnos más seguros de nosotros mismos cuando realizamos actividades y, sobre todo, cuando pronunciamos la palabra "YO". Ahora bien, ¿qué valor tienen esa acción y ese yo? ¿Estamos seguros de lo que se esconde tras ese yo autoafirmativo o tras esa "acción libre"? Como bien explica Salman Rushdie: "El yo moderno es un edificio tembloroso que construimos con retales, dogmas, injurias infantiles, artículos de periódico, canciones de cinco minutos, comentarios casuales, polvos de una noche, viejas películas, pequeñas victorias, gente que odiamos, gente que amamos". Ese yo del que nos jactamos, en verdad, parece más bien un collage en el que todo cambia y nada permanece, una colección de accidentes, un flujo incesante de deseos y ansiedades, de cosas encontradas e improvisadas, de impactos e imágenes que aparecen y desaparecen.
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