Desde las elecciones de junio de 1977 el sistema Político de España es la democracia representativa.
La democracia española es todavía joven si la comparamos con otras de Europa.
La gran mayoría de la actual población española cree que nuestro régimen democrático es mucho mejor que el régimen autocrático del general Franco. Esto quiere decir que España ha progresado mucho políticamente hablando.
Pero estos progresos no pueden ignorar los graves defectos que encontramos al examinar nuestra democracia. Estos defectos se pueden resumir en una sola palabra: en vez de una democracia tenemos una PARTIDOCRACIA. Quienes verdaderamente tienen el poder son los partidos políticos y, todavía más en concreto, las cúpulas de los partidos.
¿Qué hay de malo en esto?
La partidocracia ha convertido a los ciudadanos en espectadores, pero además ha dado lugar a una grave CORRUPCIÓN.
La corrupción puede tomar diversas formas: la más frecuente es la económica, pero no es la única. Cada vez que un cargo público emplea su autoridad para obtener ventajas privadas está practicando la corrupción.
¿Cómo evitarla? Atacando su mismo origen, atacando la IRRESPONSABILIDAD
La corrupción es posible porque los políticos actúan sin tener que dar cuentas a los ciudadanos. En un régimen autocrático los políticos no tienen que responder ante los ciudadanos porque no les deben su poder. En un régimen democrático los políticos deben responder porque su poder les ha sido entregado por los ciudadanos, son representantes de los ciudadanos. En España (también en otras naciones) los ciudadanos no tienen cauces para controlar efectivamente a sus representantes, para pedirles responsabilidades. Esto quiere decir que nuestra democracia (también otras democracias) es muy imperfecta.
La democracia española es todavía joven si la comparamos con otras de Europa.
La gran mayoría de la actual población española cree que nuestro régimen democrático es mucho mejor que el régimen autocrático del general Franco. Esto quiere decir que España ha progresado mucho políticamente hablando.
Pero estos progresos no pueden ignorar los graves defectos que encontramos al examinar nuestra democracia. Estos defectos se pueden resumir en una sola palabra: en vez de una democracia tenemos una PARTIDOCRACIA. Quienes verdaderamente tienen el poder son los partidos políticos y, todavía más en concreto, las cúpulas de los partidos.
¿Qué hay de malo en esto?
La partidocracia ha convertido a los ciudadanos en espectadores, pero además ha dado lugar a una grave CORRUPCIÓN.
La corrupción puede tomar diversas formas: la más frecuente es la económica, pero no es la única. Cada vez que un cargo público emplea su autoridad para obtener ventajas privadas está practicando la corrupción.
¿Cómo evitarla? Atacando su mismo origen, atacando la IRRESPONSABILIDAD
La corrupción es posible porque los políticos actúan sin tener que dar cuentas a los ciudadanos. En un régimen autocrático los políticos no tienen que responder ante los ciudadanos porque no les deben su poder. En un régimen democrático los políticos deben responder porque su poder les ha sido entregado por los ciudadanos, son representantes de los ciudadanos. En España (también en otras naciones) los ciudadanos no tienen cauces para controlar efectivamente a sus representantes, para pedirles responsabilidades. Esto quiere decir que nuestra democracia (también otras democracias) es muy imperfecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario