Nuestros políticos, por lo menos los que mandan, tienen ya todo el poder en sus ya poderosas manos. Hasta ahora tenían el de nombrar y cambiar a los jueces, a los fiscales y a los abogados del Estado. Ahora deciden, además, instrucciones mediante, qué y a quienes se enjuicia. Y las acusaciones populares, como en el mus, calladitas y a dar tabaco. Y todo eso, sin cambiar la Constitución. ¿De verdad alguien cree que el actual régimen político es algo que remotamente se parezca a un Estado de Derecho?
jueves, 21 de diciembre de 2006
la muerte de la acusación popular
Escrito por Ramón Sacristan en El Confidencial
Etiquetas:
cesiones de crédito,
justicia
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