Zapatero no distingue entre lo público y lo privado: viaja en un falcon del Ejército a dar un mitin en Reus [o como hacer campaña con dinero público]
@ Redacción
Lunes, 30 de octubre de 2006
Está visto que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no distingue entre lo público y lo privado, o entre cuando le toca ejercer de presidente y utilizar los servicios puestos a su disposición, y cuando de ciudadano Rodríguez Zapatero o de secretario general del PSOE y no abusar de ellos. Que Zapatero hacía gala de esta confusión se pudo comprobar aquella vez que se fue de compras a Londres a costa del presupuesto público, o aquella otra en la que viajó a Berlín en avión oficial para asistir a un concierto de Sonsoles, su mujer.
La última ha sido este fin de semana. Zapatero debía acudir a Reus a dar uno de sus últimos mítines de la campaña electoral que termina hoy mismo. Lo lógico es que hubiera ido en algún medio puesto a su disposición por el Partido Socialista ya que al tratarse de un acto de partido acude al mismo en calidad de máximo dirigente de su partido. Pero no, Zapatero aterrizó en Reus a bordo de un Dassault Falcon matrícula 45-42 perteneciente al Grupo 45 del Ejército del Aire. Y es que se ve que el presidente le ha cogido el ‘gustillo’ a eso de llegar a todas partes y que se le cuadren las autoridades del lugar.
O eso, o un exceso de celo protector. Porque no le bastó con llegar en la aeronave de marras, sino que su presencia en Reus obligó a limpiar de polvo y paja el aeroclub, despejar la plataforma y sacar todas las avionetas a la hierba. Dicen los que allí estaban que nunca se había visto un despliegue semejante de policía y Guardia Civil. Que a Zapatero le agradan las mieles propias del cargo se hizo evidente desde que a Sonsoles le arreglaron la piscina de La Moncloa, o eligieron el palacio real de La Mareta para sus vacaciones invirtiendo una cuantiosa partida presupuestaria para su acondicionamiento, o no ha dudado en disponer de patrullas de la guardia civil para su vigilancia mientras los cayucos invadían las costas canarias.
La última ha sido este fin de semana. Zapatero debía acudir a Reus a dar uno de sus últimos mítines de la campaña electoral que termina hoy mismo. Lo lógico es que hubiera ido en algún medio puesto a su disposición por el Partido Socialista ya que al tratarse de un acto de partido acude al mismo en calidad de máximo dirigente de su partido. Pero no, Zapatero aterrizó en Reus a bordo de un Dassault Falcon matrícula 45-42 perteneciente al Grupo 45 del Ejército del Aire. Y es que se ve que el presidente le ha cogido el ‘gustillo’ a eso de llegar a todas partes y que se le cuadren las autoridades del lugar.
O eso, o un exceso de celo protector. Porque no le bastó con llegar en la aeronave de marras, sino que su presencia en Reus obligó a limpiar de polvo y paja el aeroclub, despejar la plataforma y sacar todas las avionetas a la hierba. Dicen los que allí estaban que nunca se había visto un despliegue semejante de policía y Guardia Civil. Que a Zapatero le agradan las mieles propias del cargo se hizo evidente desde que a Sonsoles le arreglaron la piscina de La Moncloa, o eligieron el palacio real de La Mareta para sus vacaciones invirtiendo una cuantiosa partida presupuestaria para su acondicionamiento, o no ha dudado en disponer de patrullas de la guardia civil para su vigilancia mientras los cayucos invadían las costas canarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario