Escrito por Pedro J. Bosch en su blog:
Como sea que acabamos el curso político sumidos en un cenagoso mar de crispada charlatanería, durante el verano he procurado hacer un alto en el camino, hablar lo menos posible de política y dedicarme a investigar un poquito. Así es como me he encontrado con un joya en forma de librito (ochenta páginas, formato estampita) en el que sobre un subtítulo sugerente: “ La manipulación de la verdad”, relumbra un llamativo título en inglés “On Bullshit”, que el propio autor, Harry G. Frankfurt, nos traduce como “charlatanería, y que dice cosas tan interesantes como la que transcribo:
“Lo que tiende a ocurrir en una tertulia es que los participantes aventuran diversas ideas y actitudes para ver qué efecto produce oírse a sí mismos diciendo estas cosas y para descubrir cómo responden los demás, sin dar por supuesto que estén comprometidos con lo que dicen: todo el mundo que participa en una tertulia sobreentiende que las afirmaciones que se hacen no necesariamente ponen de manifiesto lo que la gente cree o siente realmente...”
Y es que si en épocas jurásicas nos decían tonterías como que la verdad nos haría libres, hoy día se ha impuesto rotundamente la falsedad como norma de vida, decir una cosa y su contraria, dar el mismo valor a la copia que al original, la opinión del showman televisivo vale tanto o más que la del filósofo o el científico, todo es confusión, mezcla, mestizaje, y ello ocurre porque las circunstancias ( la gran falacia es pensar que en una democracia, además de los votos, todas las opiniones tienen el mismo valor), exigen que todo el mundo hable y opine de lo que no tiene la menor idea.
Pero la proliferación contemporánea de la charlatanería tiene también raíces más profundas en las diversas formas de escepticismo que niegan todo atisbo de realidad objetiva y que rechazan , por consiguiente, la posibilidad de saber cómo son realmente las cosas. Tu dirás que Mozart es sublime pero a mi me gusta más Alex Ubago. ¡Idò!
Como sea que acabamos el curso político sumidos en un cenagoso mar de crispada charlatanería, durante el verano he procurado hacer un alto en el camino, hablar lo menos posible de política y dedicarme a investigar un poquito. Así es como me he encontrado con un joya en forma de librito (ochenta páginas, formato estampita) en el que sobre un subtítulo sugerente: “ La manipulación de la verdad”, relumbra un llamativo título en inglés “On Bullshit”, que el propio autor, Harry G. Frankfurt, nos traduce como “charlatanería, y que dice cosas tan interesantes como la que transcribo:
“Lo que tiende a ocurrir en una tertulia es que los participantes aventuran diversas ideas y actitudes para ver qué efecto produce oírse a sí mismos diciendo estas cosas y para descubrir cómo responden los demás, sin dar por supuesto que estén comprometidos con lo que dicen: todo el mundo que participa en una tertulia sobreentiende que las afirmaciones que se hacen no necesariamente ponen de manifiesto lo que la gente cree o siente realmente...”
Y es que si en épocas jurásicas nos decían tonterías como que la verdad nos haría libres, hoy día se ha impuesto rotundamente la falsedad como norma de vida, decir una cosa y su contraria, dar el mismo valor a la copia que al original, la opinión del showman televisivo vale tanto o más que la del filósofo o el científico, todo es confusión, mezcla, mestizaje, y ello ocurre porque las circunstancias ( la gran falacia es pensar que en una democracia, además de los votos, todas las opiniones tienen el mismo valor), exigen que todo el mundo hable y opine de lo que no tiene la menor idea.
Pero la proliferación contemporánea de la charlatanería tiene también raíces más profundas en las diversas formas de escepticismo que niegan todo atisbo de realidad objetiva y que rechazan , por consiguiente, la posibilidad de saber cómo son realmente las cosas. Tu dirás que Mozart es sublime pero a mi me gusta más Alex Ubago. ¡Idò!
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