Fuente: Terra Actualidad - EFE 05-03-2008
El voto en blanco se convirtió en los últimos comicios municipales, celebrados en mayo de 2007, en la quinta 'fuerza política' de España, una abstención activa que cuenta en cada cita electoral con más adeptos.
Un voto en blanco es un sobre que no contiene papeleta y, en el caso del Senado, es también la papeleta en la que no se ha marcado ningún candidato.
Aunque no es cierta la leyenda de que los votos en blanco favorecen a la lista más votada, tampoco son inocuos, ya que se contabilizan como válidos.
Pueden así influir en las posibilidades que tienen las listas con menos respaldo de acceder al reparto de escaños, ya que la legislación electoral establece que es necesario superar el 3 por ciento de los votos válidos.
Insatisfacción con el sistema electoral, desencanto con las opciones políticas existentes y cientos de motivos, muchos incluso contradictorios, previsiblemente llevarán de nuevo a más de 400.000 españoles a acercarse al colegio electoral para introducir un sobre vacío en la urna.
Desde 1977 estos votos se han multiplicado por ocho en las elecciones generales celebradas hasta suponer el 1,58 por ciento de los emitidos en 2004.
Aquel 14 de marzo eligieron esta opción 407.795 votantes y más de 40.000 sufragios respaldaron las listas de la formación política 'Ciudadanos en blanco', que vuelve a presentarse en estos comicios con el objetivo de promover una modificación de la ley electoral para que el voto en blanco se traduzca en escaños vacíos.
Con similar filosofía, en varias circunscripciones competirá el 9 de marzo 'Alternativa en blanco', joven formación que se compromete a dejar en blanco el hipotético escaño que les otorguen los votantes para hacer evidente el malestar ciudadano con los partidos tradicionales.
No están solos. El cabeza de lista de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, Albert Rivera, también se ha mostrado partidario de reformar la ley electoral para que los votos en blanco sean contabilizados como los de cualquier partido, de manera que los escaños que les correspondan queden vacíos.
En las últimas elecciones celebradas en toda España, las municipales de mayo del año pasado, se introdujeron 427.067 sobres vacíos en las urnas, el 1,94 por ciento de los votos emitidos.
Si fuera una opción política, el voto en blanco se situaría después del PP, PSOE, IU y CiU, y por delante de ERC, BNG y PNV.
Por encima de la media general se situaron Cataluña (3,13 por ciento de votos en blanco), Navarra (2,55), Aragón (2,43), Castilla y León (2,24), Asturias (2,13), Madrid (2,06), Cantabria (2) y el País Vasco (1,99).
Cerca de 90.000 votantes catalanes lideraron esta corriente y precisamente en esa comunidad dos históricos dirigentes políticos han defendido recientemente su voto en blanco ante los próximos comicios generales.
En un artículo de opinión, el ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall manifestó que 'seguramente' votaría en blanco por la inconcreción de los partidos ante los temas 'importantes', como el posible fallo del Tribunal sobre el Estatuto de Cataluña o las infraestructuras en la comunidad catalana.
Por su parte, el ex presidente del Parlamento catalán e histórico de ERC Heribert Barrera animó en un acto público a los catalanistas a que se abstengan o voten en blanco, convencido de que si esas opciones fueran mayoría se convertirían en un 'revulsivo' para que la clase política catalana reaccionara frente a España.
Terra Actualidad - EFE |
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