sobre la función de la fiscalía: la luna y el dedo

Leía ayer en el periódico santanderino Alerta este artículo de Juan G. Bedoya:

La fiscala mirando la luna

"En el cachondeo de la Justicia los fiscales ocupan el lugar del zángano en la colmena. Comen, sestean, aparentan, se aparean. No es debate nuevo. ¿Por qué gastamos dinero en fiscales? Ni investigan, ni instruyen procesos, ni los jueces les hacen caso casi nunca. El Tribunal Constitucional, esa otra cosa con plumas (disculpen que abuse de la metáfora) mandó carta a Zapatero contra la Fiscalía del Estado por criticar el amparo a los Albertos, esos primos estafadores. El Constitucional daba por sentado que el fiscal general y sus furrieles son peones del Gobierno, la nada hecha pedazos.

Vengo a Cantabria. La gente de la justicia dan hoy homenaje a la ex fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, Pilar Martín Nájera, porque se va al Supremo. Una vez puse en la mesa de esta fiscal material y testigos de cómo un alcalde de Laredo, protegido de Dolores Gorostiaga, aún hoy, se hizo multimillonario dando licencias de construcción ilegales a cambio de cohechos. Esto escuchó la fiscal Nájera sin que moviera una ceja contra la corrupción reinante:

Voz del alcalde: "Por esta licencia yo no voy a pedir 40 millones. pido 30 y un ático de 140 metros en primera línea de playa. O sea".

Voz del intermediario del constructor: ¿Y eso, como lo ingresamos?

Alcalde: "Donde te diga y cómo. Yo se que dinero van a ganar, ¿Me explico? Más de 500 millones sólo en bajos comerciales. Así que no me tienen que quitar ni una peseta. Y el domingo, porque, si no, el tema se rompe. Yo como tajante no tengo piel.Y ¿sabes por qué no tengo piel? Porque son unos mafiosos y el día que te pueden joder te joden vivo".

Intermediario: "Bueno, bueno. Tú portándote bien, darías al máximo".

Alcalde: "Sí, al máximo"

Llevamos ante la fiscala al intermediario que se ratificó. Declaró, además, el director del banco en cuyo sótano el ex alcalde guardaba el dinero de sus cohechos. Todo claro. Pero a esta fiscala le señalas la luna y te mira el dedo. Encima se enfadó, pobruca. Un años después quiso encarcelar al director del banco, sin éxito. Bien ida sea, señora.