Cuando nos propusimos fundar UPyD también pensamos en la posibilidad de que un partido nuevo y diferente obligara a los viejos e instalados a reformular su discurso, obligándoles a, por lo menos, fijarse en algunos problemas reales ausentes del debate político al uso (inolvidable la relación de temas ausentes de los “debates” Zapatero-Rajoy: ¡educación, política internacional, ley electoral, pactos con nacionalistas, modelo de Estado...!) Pues bien, también lo hemos conseguido. Advierto a los siempre acechantes detractores que desdeño su negativa: veamos, ¿alguno de los partidos parlamentarios había hablado antes de ahora de la Ley Electoral? La respuesta es clara: desde que el perjudicado PCE dejó de quejarse de esta ley, pactada en 1977 con sus señorías los procuradores de Franco para concederles una ventaja que luego sólo ha beneficiado a los nacionalistas y regionalistas, ningún partido había vuelto a poner el tema sobre la mesa… Y ahora no se habla de otra cosa. Sobre todo porque nosotros, con algunos votos más que el PNV, tenemos un escaño y ellos seis. ¿Cabe mayor demostración práctica de que la ley de la Transición es injusta y deforma gravemente el voto de los electores? Sí: el caso de IU, que todavía es peor.
Incluso IU había olvidado pudibundamente toda queja sobre una ley que le maltrata más en cada nueva cita electoral, según decae su apoyo popular. En el anterior Congreso de los Diputados, los cinco escaños de IU habían costado unos 400.000 votos por asiento, que se dice pronto, frente a los 50.000-70.000 de media de los otros partidos. Esta vez han batido su marca de vejación legal: el coste de los dos que retienen se acerca al medio millón de votos. Sin embargo, ¿alguien oyó o leyó a Gaspar Llamazares criticar la Ley Electoral durante la pasada campaña? ¿Y a sus socios verdes, comunistas y cristianos de base? No, ni tampoco en las anteriores elecciones. El supuesto partido de los rebeldes se había, en realidad, adaptado por completo al establishmnet, por injusto que fuera, y aceptaba la injusticia clamorosa del sistema a cambio de otras retribuciones mucho más turbias obtenidas pactando en los despachos, a espaldas de los electores, a cambio de su apoyo al mejor postor: al PSOE para el gobierno nacional, al PNV para el vasco y ETA-ANV para el de Mondragón-Arrasate. El de IU es uno de los casos más exagerados y fétidos de degeneración democrática. Por eso les daba igual la Ley Electoral. Hasta que les hemos disputado la posición de tercera fuerza política nacional, nadie se llame a engaño: IU ha percibido un inesperado resuello en la nuca, y eso…
Por eso resulta ahora tan patético asistir al repentino descubrimiento por IU de las trampas e injusticias de la Ley Electoral. Todavía es peor que renuncien a priori a la iniciativa parlamentaria en este terreno y pretendan sustituir al Parlamento por el Juzgado de Guardia y la Recogida de Firmas, en una patética caída en la judicialización del sistema y en los peores gestos de la demagogia. Es el Parlamento el que debe aprobar una nueva Ley Electoral más acorde con el principio de la igualdad de valor de los votos, no el Juzgado de Guardia. En todo caso, IU podría apoyar la iniciativa parlamentaria que presentará Rosa Díez para abogar por una nueva Ley Electoral, obligando a PSOE, PP y nacionalistas –los grandes beneficiados- a enseñar sus cartas al respecto. Pero me temo que IU prefiera el ruido y la demagogia barata a enfrentarse con los socialistas, de los que Llamazares –como su sosias vasco, Madrazo el del Cargazo, depende del PNV- dependerá desde abril mucho más que antes, si ello es posible. A ver qué votan cuando UPyD proponga –lo antes posible- abrir un procedimiento parlamentario para debatir una nueva Ley Electoral que consiga que los votos a IU o a UPyD valgan al menos lo mismo -¡no más!- que al PNV, CIU, NaBai, PP y PSOE. Hacer las cosas donde toca y del modo debido es sin duda el primer mandamiento de la regeneración democrática. Al loro: veremos qué votan.
Incluso IU había olvidado pudibundamente toda queja sobre una ley que le maltrata más en cada nueva cita electoral, según decae su apoyo popular. En el anterior Congreso de los Diputados, los cinco escaños de IU habían costado unos 400.000 votos por asiento, que se dice pronto, frente a los 50.000-70.000 de media de los otros partidos. Esta vez han batido su marca de vejación legal: el coste de los dos que retienen se acerca al medio millón de votos. Sin embargo, ¿alguien oyó o leyó a Gaspar Llamazares criticar la Ley Electoral durante la pasada campaña? ¿Y a sus socios verdes, comunistas y cristianos de base? No, ni tampoco en las anteriores elecciones. El supuesto partido de los rebeldes se había, en realidad, adaptado por completo al establishmnet, por injusto que fuera, y aceptaba la injusticia clamorosa del sistema a cambio de otras retribuciones mucho más turbias obtenidas pactando en los despachos, a espaldas de los electores, a cambio de su apoyo al mejor postor: al PSOE para el gobierno nacional, al PNV para el vasco y ETA-ANV para el de Mondragón-Arrasate. El de IU es uno de los casos más exagerados y fétidos de degeneración democrática. Por eso les daba igual la Ley Electoral. Hasta que les hemos disputado la posición de tercera fuerza política nacional, nadie se llame a engaño: IU ha percibido un inesperado resuello en la nuca, y eso…
Por eso resulta ahora tan patético asistir al repentino descubrimiento por IU de las trampas e injusticias de la Ley Electoral. Todavía es peor que renuncien a priori a la iniciativa parlamentaria en este terreno y pretendan sustituir al Parlamento por el Juzgado de Guardia y la Recogida de Firmas, en una patética caída en la judicialización del sistema y en los peores gestos de la demagogia. Es el Parlamento el que debe aprobar una nueva Ley Electoral más acorde con el principio de la igualdad de valor de los votos, no el Juzgado de Guardia. En todo caso, IU podría apoyar la iniciativa parlamentaria que presentará Rosa Díez para abogar por una nueva Ley Electoral, obligando a PSOE, PP y nacionalistas –los grandes beneficiados- a enseñar sus cartas al respecto. Pero me temo que IU prefiera el ruido y la demagogia barata a enfrentarse con los socialistas, de los que Llamazares –como su sosias vasco, Madrazo el del Cargazo, depende del PNV- dependerá desde abril mucho más que antes, si ello es posible. A ver qué votan cuando UPyD proponga –lo antes posible- abrir un procedimiento parlamentario para debatir una nueva Ley Electoral que consiga que los votos a IU o a UPyD valgan al menos lo mismo -¡no más!- que al PNV, CIU, NaBai, PP y PSOE. Hacer las cosas donde toca y del modo debido es sin duda el primer mandamiento de la regeneración democrática. Al loro: veremos qué votan.
1 comentario:
El voto de todos los ciudadanos debería valer lo mismo en escaños en el parlamento, votes a quién votes. Vivas dónde vivas. Una ley electoral más proporcional sería mucho más justa con todos los votantes.
Y lo digo pensando en los ciudadanos y no en los partidos. Da igual si se votó a UPyD, a PP, a IU, PSOE, CiU, NA-BAI, PACMA o VERDES... Nuestra ley es demasiado poco proporcional.
Para que la reforma de nuestro sistema sea posible con el fin de que los ciudadanos estén más fielmente representados en el parlamento, será necesaria generosidad política de los dos grandes partidos, PSOE y PP, sentido de país en una medida que quizá a ellos no les beneficie directamente pero sí a los ciudadanos.
Para conseguirlo también será muy necesaria la implicación ciudadana. Si desde la esfera política se percibe que es un tema que no importa no serán sensibles a él.
He publicado un estudio en www.1voto1asiento.tk que consta de análisis electoral, encuesta sobre el sistema y noticias sobre la reforma que actualizo periódicamente. Invito a todos a participar.
www.1voto1asiento.tk
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