Muy pocas personas tienen clarividencia política. Lo normal es proyectar hacia el futuro las rutinas del pensamiento pasado. Es lo que harán todos los partidos y lo que dirán todos los medios. Pero este Diario sólo juzga las situaciones políticas desde el único punto de vista de la verdad, sin dejarse influir por las opiniones dominantes, ajenas a la valoración de la libertad. Es difícil de percibir la dirección de los cambios pequeños que se producen paulatinamente en la conciencia social. Pero algunos de esos cambios se han hecho visibles en el comportamiento del voto a partidos minoritarios, que dicen tener intenciones regeneradoras del Régimen, reformándolo desde dentro.
Es el argumento de los que, reconociendo la degeneración partidocrática y la falta de libertad de elección de representantes, se oponen a la abstención como modo de acción deslegitimadora del Régimen. Lo sucedido a IU, ERC, Ciudadanos y a la reformista, Rosa Díez, demuestra que la regeneración es imposible.
La abstención no ha sido derrotada. Ha sido detenida en su crecimiento porque la inmensa mayoría de los votantes sabía que, de hecho, estaba eligiendo de modo directo al Presidente del Gobierno. Así se lo hizo ver la tremenda campaña contra la abstención y la propuesta presidencial de los dos candidatos. No han sido elecciones legislativas ni representativas, sino presidenciales. Educada en la tradición del Estado autoritario, la masa gobernada está feliz de elegir a una sola autoridad que la gobierne, sin importarle la ley electoral, la Constitución ni la existencia de un poder legislativo que controle al ejecutivo. Se les ha dado la oportunidad de parecer, en las urnas, franceses o estadounidenses, y la han aprovechado.
Esas dos evidencias -imposible regeneración del Régimen partitocrático desde dentro y vocación irresistible de votar directamente al Presidente del Gobierno- confirman los fundamentos sociales de la estrategia del MCRC: promover una abstención significativa del descrédito irreversible de la partidocracia, no para destruir a los partidos, sino para generar una tranquila situación de libertad constituyente, donde los españoles, sin tener que violar las leyes políticas, como sucede ahora, puedan elegir de modo directo al Presidente de la República, y separadamente a sus representantes de distrito, a fin de evitar los abusos de poder y la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario