La calidad de una democracia puede medirse y existe consenso entre los expertos para que los elementos a medir sean los siguientes:
1. Respeto a las leyes por parte de los gobiernos.
2. Sistema electoral representativo, basado en partidos políticos democráticos.
3. Elecciones libres y justas.
4. Rendición de cuentas de los poderes y de los representantes elegidos.
5. Actuación política de acuerdo con las preferencias de los ciudadanos.
6. Medios de comunicación públicos que funcionan sin interferencias políticas.
7. Posibilidad de que los ciudadanos participen en la vida política y en los procesos de toma de decisiones en un clima de libertad y respeto.
Esos son los siete puntos básicos para medir la calidad de la democracia, pero algunos expertos añaden otros como los siguientes:
1.- Existencia de medios privados de comunicación que sean independientes y que respeten las ideas y criterios de sus profesionales periodistas.
2.- Contactos directos entre representantes y representados y rendición de cuentas.
3.- Respeto a la libertad de expresión y de conciencia de ciudadanos y representantes, lo que significa liertad de crítica y libertad de voto, incluso en las sedes parlamentarias.
Fuente: Voto en Blanco
1. Respeto a las leyes por parte de los gobiernos.
2. Sistema electoral representativo, basado en partidos políticos democráticos.
3. Elecciones libres y justas.
4. Rendición de cuentas de los poderes y de los representantes elegidos.
5. Actuación política de acuerdo con las preferencias de los ciudadanos.
6. Medios de comunicación públicos que funcionan sin interferencias políticas.
7. Posibilidad de que los ciudadanos participen en la vida política y en los procesos de toma de decisiones en un clima de libertad y respeto.
Esos son los siete puntos básicos para medir la calidad de la democracia, pero algunos expertos añaden otros como los siguientes:
1.- Existencia de medios privados de comunicación que sean independientes y que respeten las ideas y criterios de sus profesionales periodistas.
2.- Contactos directos entre representantes y representados y rendición de cuentas.
3.- Respeto a la libertad de expresión y de conciencia de ciudadanos y representantes, lo que significa liertad de crítica y libertad de voto, incluso en las sedes parlamentarias.
Fuente: Voto en Blanco
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4 comentarios:
Por supuesto, creo que esos 7+3 puntos son indispensables para seguir confiando en la democracia representativa.
Sin embargo, yo añadiría algún otro punto a fin de garantizar una mayor participación de los ciudadanos. Por ejemplo, añado esto:
1.- Deberían hacerse votaciones por temas separados (por ejemplo, política exterior, medio ambiente, política social, etc) a fin de que los ciudadanos no tuvieran que apoyar decisiones con las que no están de acuerdo.
2.- Deberían adoptarse reglas de decisión inclusivas para que el mayor número de opiniones fuera tenido en cuenta (siendo la mejor de ellas la unanimidad).
3.- No debería haber barreras de entrada para presentar alternativas.
4.- Debería garantizarse ante los tribunales la fidelidad de las decisiones de los representantes a la voluntad expresada en las urnas por los ciudadanos.
Un saludo,
Pável
Gracias Pavel por tu aportación.
Estoy de acuerdo con los puntos que añades. En cuanto al cuarto punto, debiéramos distinguir entre las decisiones que tomen los representantes/diputados, y la que tome el presidente del gobierno.
Para poder hacerlo, tendríamos que poder votar por separado al Legislativo/diputados y al Presidente del Gobierno. Eso que no podemos hacer ahora.
En ese caso a los diputados por distrito les "mandaríamos" los ciudadanos, les podríamos fiscalizar y en su caso revocar de su cargo durante la legislatura.
El presidente del gobierno nos gobernaría /"mandaría" y sería fiscalizado por el Congreso y por los tribunales.
Todo ello funcionaría con el añadido de un Órgano de Gobierno de los Jueces completamente distinto al Consejo del Poder Judicial actual, sus miembros no serían elegidos por el Gobierno ni por el Congreso; pasaría a ser una representación de los miembros de la carrera judicial.
Vamos... la separación de poderes.
Todo ello ha sido expuesto por Antonio García Trevijano en sus libros y artículos,en su blog y en el Diario de la República Constitucional [en mi blogroll], y bebe,entre otras, de la fuente del desaparecido Montesquieu.
saludos,
Totalmente de acuerdo con la defensa -en absoluto trasnochada- de la separación de poderes.
Mi cuarto punto, como bien has señalado, va dirigido a los "representantes". La posibilidad de elegir en diferentes comicios a diputados/senadores y al jefe de gobierno exigiría, al menos en España, una reforma profunda de la forma de Estado. Para mí sería indispensable la creación de una República con un jefe de Estado dotado de poderes en ámbitos como las relaciones exteriores (caso de Francia) o como garante de la separación de poderes. El jefe de gobierno podría seguir siendo, como ahora, un representante elegido por amplia mayoría de las miembros del parlamento, a fin de destacar la primacía del poder legislativo.
También creo que los programas electorales deberían ser considerados "contratos de adhesión", de suerte que el acto de votar a un determinado representante fuera equiparable a un contrato entre dos partes y, por tanto, impugnable ante los tribunales en caso de incumplimiento.
Apunto lo de García Trevijano.
Un saludo,
Pável
Pável veo estamos de acuerdo. Solo dos matizaciones:
Si alguien se percata -nuestros políticos- de la necesidad de reformas constitucionales, o mejor de la necesidad de una nueva constitución, y de cambios en la ley electoral, yo optaría por la elección por separado de los diputados y del presidente del gobierno.
Dejar que los diputados elijan al presidente del gobierno en la Monarquía o en una nueva República es seguir con el cambalache y la gran mentira de la partitocracia [pactos post electorales contra natura, avance de los nacionalismos, vaciamiento de la función del Congreso de Diputados,No representación, dificultades para formar gobierno..]
Si vamos más lejos, más alla de esta segunda restauración borbónica
llamada democracia hacia una nueva república constitucional y presidencialista, esta debe constituirse y con ella los poderes separados.
Una vez constituidos estos poderes [ningun poder nombra a los miembros de otro poder], y establecidos los mecanismos de interrelación y revocación,ya tendríamos las garantias que asegurarían su separación e independencia. El mútuo celo que existirá entre ellos.
Sigo bebiendo de Trevijano. saludos,
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