El señor Rajoy no quiere cambiar el sistema electoral, quiere respetar las reglas del juego aunque en ocasiones le perjudiquen. Así lo manifestó en el programa de televisión "Tengo una pregunta para usted". Es obvio, nadie del "establecimiento" ve necesario el cambio de sistema: se vería notablemente perjudicado, y en el mejor de los casos tendría que empezar a hacer política.
El señor García-Trevijano lo tiene claro, y por eso en su discurso en Totana se manifiesta en estos términos:
Al tiempo nos recuerda la oportunidad de la ABSTENCION:
El señor García-Trevijano lo tiene claro, y por eso en su discurso en Totana se manifiesta en estos términos:
El asunto de la representación política no es autónomo. Su concepción depende de lo que se espera obtener del Parlamento. Pero nadie dirá la verdad sobre los propósitos parlamentarios de los partidos estatales, sobre el desprecio de los amos a sus empleados legisladores, porque sería impúdico exhibir, sin que lo exija otro interés más poderoso que el de la verdad, cosas desagradables de mirar y aún más ingratas de oír que de ver.
Los diputados de lista no son dignos en el terreno personal, ni presentables en el terreno social, porque son reclutados por los aparatos de partido para aplaudir, en la Cámara, las leyes que le pasan a la firma sus jefes de partido, por cuenta de los representantes extraparlamentarios de los oligarcas del dinero y los medios informativos.
Quien tiene en sus manos la iniciativa legislativa, o mejor dicho, la imaginación para legislar, tiene en sus manos a los incompetentes gobiernos de partido, y no permitirá la existencia de Parlamentos independientes que surjan de la representación política de la sociedad civil. Cuanto mayor sea la complejidad o la dificultad técnica de las leyes que dirigen el crecimiento de la economía, menor será la independencia de los gobiernos de partido frente al grupo de oligarcas afines, cuyos departamentos de estudios financieros y tecnológicos sugieren, preparan y aportan a los amigos del gobierno las iniciativas legislativas.
Y toda esta corrupción oligárquica la facilita el hecho de que los Parlamentos en el Estado de Partidos no guardan relación con los conceptos de representación política que se enseñan en las Universidades y se transmiten de forma acrítica por los medios de comunicación, como si fuera una representación eucarística.
Al tiempo nos recuerda la oportunidad de la ABSTENCION:
Y ¡quien lo diría!, amigos de la eficacia. La acción inteligente nos pide que comencemos la actividad política con una omisión generalizada: abstención electoral. Pues lo inteligente no es votar en blanco o nulo, una forma cobarde de manifestar rechazo de los candidatos pero no del sistema, sino abstenerse de votar el fraude electoral que mantiene la ficción de que los diputados de lista representan a los electores o a la sociedad civil. La abstención en las próximas elecciones municipales será el comienzo de nuestra acción.
No se trata de un boicot a las urnas ni a las personas que se estiman tan poco a sí mismas que se rebajan a ser candidatos en listas de partido, tampoco se trata de un rechazo de los partidos políticos ni de la necesidad de elecciones libres. Se trata de no seguir cooperando, de no ser cómplices pasivos del fraude electoral implicado necesariamente en el sistema proporcional.
Usada como táctica y no como finalidad última, la abstención de votar es el primer recurso de que disponen los ciudadanos para salir de su estado de servidumbre voluntaria, para romper la inercia de sus rutinas políticas de esclavo.
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