Escribe Ignacio Camacho en ABC, vía Voto en Blanco, sobre las elecciones presidenciales francesas y la segunda vuelta:
"Me da envidia el ballotage francés, la segunda vuelta electoral, porque es un sistema limpio, claro y eficaz, que cierra el paso a componendas propias del mercado negro de la política. Dentro de un mes vamos a ver en España un ignominioso espectáculo de cambalache en el que se subastarán las alcaldías y presidencias autonómicas como en un mercado de chalanes, y en el que la voluntad expresa de los ciudadanos quedará a merced de un racimo de tahúres. Con nuestro mecanismo electivo, Le Pen y Bayrou estarían ahora en Francia exigiendo a Sarkozy y a Royal las parcelas de poder más golosas para subvertir a su favor la voluntad popular y transformar en ganancias su derrota democrática: a menos votos, más beneficio. Gracias al ballotage, sin embargo, cualquier acuerdo que los perdedores puedan suscribir con los candidatos mayoritarios tendrá que ser refrendado ante las urnas. Los pactos son legítimos, pero mejor delante del pueblo que a sus espaldas."
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