J. Marés ha recibido una carta de la oficina de empleo para hacer un curso de ayudante de cocina. Desde que dejó el superbanco han pasado tres años y esta es una de las pocas ocasiones en que los servicios públicos de empleo se ocupan de él mediante alguna acción formativa.
El sabe que la oficina de empleo no le va a buscar trabajo, y se pregunta porque sigue inscrito en tal servicio. Bueno sí, para poder rescatar los planes de pensiones individuales este año -cambía la fiscalidad de los mismos-, como desempleado que es, de larga duración.
Ha acudido a la cita, en The Old Tavern Cormorán, un pub irlandés al lado de la segunda playa, encima del restaurante del mismo nombre. Se ha encontrado con una treintena de desempleados de toda edad y condición en un ambiente propicio para la charla y las cervezas. No se ven cormoranes en la playa, solo el del rótulo.
Ha rellenado un impreso con sus datos y ha manifestado un interés medio por la realización del curso, que durará hasta Julio de 2007. Tendría que hacer 3 horas diarias de desplazamiento -ida y vuelta-, cinco días a la semana desde casa para llegar a la ciudad. Ha manifestado su interés en hacer un curso sobre Ayudas y Subvenciones, lo ha dejado por escrito.
El responsable del curso, supongo tiene que ver con la propiedad del restaurante, campechano, dice que este puede ser uno de los últimos cursos porque las ayudas comunitarias irán en próximos años a otros paises como Letonia y Lituania - como si a partir de entonces los presupuestos generales del Estado no pudieran contar con epígrafes destinados a la formación ocupacional de los desempleados-, tambien dice que el que acaba el curso tiene trabajo. Entrevista durante dos minutos a los potenciales candidatos.
J. Marés cree que se deben de cerrar las oficinas de empleo y dedicar los funcionarios que en ellas trabajan a otras funciones. No sirven para nada: experiencia directa. Con una tarjeta magnética, al modo de las bancarias, el desempleado podría fichar cada tres meses en cualquier cajero.
Los servicios públicos de empleo son incapaces de cruzar bases de datos de ofertas y demandas, de prestar ningún asesoramiento, de ofrecer trabajo más alla del ámbito local, de tratar segmentadamente al colectivo de desempleados -no es lo mismo un desempleado mayor de 45 años que un recien llegado al "mercado de trabajo"-, incapaces de ocuparse en serio de la formación para la reinserción, de tratar individualmente cada caso: cada desempleado es una persona [dignidad, respeto].
Que cierren las oficinas de empleo, me dice. O creen otras sin funcionarios, con asesores que sepan lo que se traen entre manos, en materias de RR.HH y empresa, con psicólogos, formadores, abogados laboralistas y expertos en dinamización y creación de empresas. Señor Revilla tome nota, los desempleados tambien son ciudadanos.
J. Marés ha paseado hasta Piquío y ha cogido un autobus. No ha visto cormoranes. Seguirá siendo, de momento, un consumidor imperfecto [Bauman dixit].
Ha leido en el diario El Mundo una oferta de Ryanair para volar a varios destinos por pocos euros, desde Madrid; llamará a Miguel para organizar un viaje a Shannon, al oeste de Irlanda, al lado del rio del mismo nombre. ¡Hablaron tantas veces de este rio!.
El sabe que la oficina de empleo no le va a buscar trabajo, y se pregunta porque sigue inscrito en tal servicio. Bueno sí, para poder rescatar los planes de pensiones individuales este año -cambía la fiscalidad de los mismos-, como desempleado que es, de larga duración.
Ha acudido a la cita, en The Old Tavern Cormorán, un pub irlandés al lado de la segunda playa, encima del restaurante del mismo nombre. Se ha encontrado con una treintena de desempleados de toda edad y condición en un ambiente propicio para la charla y las cervezas. No se ven cormoranes en la playa, solo el del rótulo.
Ha rellenado un impreso con sus datos y ha manifestado un interés medio por la realización del curso, que durará hasta Julio de 2007. Tendría que hacer 3 horas diarias de desplazamiento -ida y vuelta-, cinco días a la semana desde casa para llegar a la ciudad. Ha manifestado su interés en hacer un curso sobre Ayudas y Subvenciones, lo ha dejado por escrito.
El responsable del curso, supongo tiene que ver con la propiedad del restaurante, campechano, dice que este puede ser uno de los últimos cursos porque las ayudas comunitarias irán en próximos años a otros paises como Letonia y Lituania - como si a partir de entonces los presupuestos generales del Estado no pudieran contar con epígrafes destinados a la formación ocupacional de los desempleados-, tambien dice que el que acaba el curso tiene trabajo. Entrevista durante dos minutos a los potenciales candidatos.
J. Marés cree que se deben de cerrar las oficinas de empleo y dedicar los funcionarios que en ellas trabajan a otras funciones. No sirven para nada: experiencia directa. Con una tarjeta magnética, al modo de las bancarias, el desempleado podría fichar cada tres meses en cualquier cajero.
Los servicios públicos de empleo son incapaces de cruzar bases de datos de ofertas y demandas, de prestar ningún asesoramiento, de ofrecer trabajo más alla del ámbito local, de tratar segmentadamente al colectivo de desempleados -no es lo mismo un desempleado mayor de 45 años que un recien llegado al "mercado de trabajo"-, incapaces de ocuparse en serio de la formación para la reinserción, de tratar individualmente cada caso: cada desempleado es una persona [dignidad, respeto].
Que cierren las oficinas de empleo, me dice. O creen otras sin funcionarios, con asesores que sepan lo que se traen entre manos, en materias de RR.HH y empresa, con psicólogos, formadores, abogados laboralistas y expertos en dinamización y creación de empresas. Señor Revilla tome nota, los desempleados tambien son ciudadanos.
J. Marés ha paseado hasta Piquío y ha cogido un autobus. No ha visto cormoranes. Seguirá siendo, de momento, un consumidor imperfecto [Bauman dixit].
Ha leido en el diario El Mundo una oferta de Ryanair para volar a varios destinos por pocos euros, desde Madrid; llamará a Miguel para organizar un viaje a Shannon, al oeste de Irlanda, al lado del rio del mismo nombre. ¡Hablaron tantas veces de este rio!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario