Arcadi Espada nos ilustra con su último post "toma tres, tevetrés"
"Entre los grandes momentos de la noche electoral, no sé si lo oíste, estuvo el grito ciudadano en la puerta de un hotel de la Rambla de Cataluña. Toma tres, tevetrés, coreaban. La afortunada rima hacía referencia al vacío que los medios informativos catalanes habían hecho a Ciutadans y la contundente respuesta, tres escaños, que dichos medios habían obtenido de la realidad.
...
Hay algo profundamente perverso en el funcionamiento mediático de algunos lugares, célebres como Cataluña. Siendo tradicionalmente los periodistas chiens de garde confunden el amo. Y pasan de servir a la sociedad en su defensa ante el poderoso a servir al poderoso en su defensa ante la sociedad. Había sólidas y numerosas pruebas de que Ciutadans suponía un cierto fenómeno social. Si no las atendieron fue para seguir las consignas del poderoso y proteger un estatus cuyo reflejo más deslumbrante son las cuotas. Cuotas que tienen un lógico sentido parlamentario, pero que no pueden trasladarse de ningún modo a la vida social. Ahora los periodistas llaman a los dirigentes de Ciutadans y la primera pregunta que hacen es ésta: «¿Le ha sorprendido el éxito?» Ya se ve que más que pregunta es una petición de solidaridad y de clemencia, cuando no el acostumbrado y pétreo ejercicio de cinismo.
Al fracaso periodístico en la detección de lo real debe sumarse el fracaso de las encuestas. Empezando, por cierto, por ésa del Centro de Investigaciones Sociológicas, que paga el dinero público y que anotaba un 1% en la sección Otros de su encuesta electoral catalana. No ha sonado aún la hora en que el CIS pida disculpas y evacue responsabilidades por sus errores.
Pero volvamos a los chiens y a la garde. Me temo que no sólo la sociedad, sino también el poder, está bastante cabreado con su trabajo. Al fin y al cabo no han cumplido con su concreto deber de impedir el acceso al Parlamento de la novedad prohibida. Hay algunas explicaciones de su impotencia. La primera es que, a pesar de los patéticos y ya veteranos esfuerzos del señor Enric Marín, jefe de prensa del Gobierno Maragall y de su socio académico Tresserras, no hay un espacio catalán de la comunicación.
"Entre los grandes momentos de la noche electoral, no sé si lo oíste, estuvo el grito ciudadano en la puerta de un hotel de la Rambla de Cataluña. Toma tres, tevetrés, coreaban. La afortunada rima hacía referencia al vacío que los medios informativos catalanes habían hecho a Ciutadans y la contundente respuesta, tres escaños, que dichos medios habían obtenido de la realidad.
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Hay algo profundamente perverso en el funcionamiento mediático de algunos lugares, célebres como Cataluña. Siendo tradicionalmente los periodistas chiens de garde confunden el amo. Y pasan de servir a la sociedad en su defensa ante el poderoso a servir al poderoso en su defensa ante la sociedad. Había sólidas y numerosas pruebas de que Ciutadans suponía un cierto fenómeno social. Si no las atendieron fue para seguir las consignas del poderoso y proteger un estatus cuyo reflejo más deslumbrante son las cuotas. Cuotas que tienen un lógico sentido parlamentario, pero que no pueden trasladarse de ningún modo a la vida social. Ahora los periodistas llaman a los dirigentes de Ciutadans y la primera pregunta que hacen es ésta: «¿Le ha sorprendido el éxito?» Ya se ve que más que pregunta es una petición de solidaridad y de clemencia, cuando no el acostumbrado y pétreo ejercicio de cinismo.
Al fracaso periodístico en la detección de lo real debe sumarse el fracaso de las encuestas. Empezando, por cierto, por ésa del Centro de Investigaciones Sociológicas, que paga el dinero público y que anotaba un 1% en la sección Otros de su encuesta electoral catalana. No ha sonado aún la hora en que el CIS pida disculpas y evacue responsabilidades por sus errores.
Pero volvamos a los chiens y a la garde. Me temo que no sólo la sociedad, sino también el poder, está bastante cabreado con su trabajo. Al fin y al cabo no han cumplido con su concreto deber de impedir el acceso al Parlamento de la novedad prohibida. Hay algunas explicaciones de su impotencia. La primera es que, a pesar de los patéticos y ya veteranos esfuerzos del señor Enric Marín, jefe de prensa del Gobierno Maragall y de su socio académico Tresserras, no hay un espacio catalán de la comunicación.
Algunas emisoras de radio y este periódico donde te echo las cartas han burlado las tácitas o explícitas consignas y han dado cuenta concreta de la realidad. Por cierto: es puramente extraordinario que algunas ingenuidades menores del Partido Popular les reprochen haber hecho bien su trabajo. En esa acusación de favoritismo no sólo hay ignorancia, sino también una muestra oblicua del respeto que les merecen los votantes, a los que consideran meros alfileres en la solapa de algún comunicador.
En segundo lugar, los chiens han fracasado porque el periodismo ya no es el único foro donde se dirime el conflicto social y, por tanto, electoral. Nadie debe desconocer que Ciutadans ha tenido la hegemonía en internet, como no podría ser menos en un partido que fue creado en la red. Y, en último lugar, porque los chiens pasados a doberman siempre fracasan".
Voto en blanco considera que 'Ciutadans' tiene pintada una diana en el corazón
Los tres escaños ganados por Ciudadanos les coloca una diana en el corazón. Desde ahora, son el enemigo a batir para unos partidos políticos, tanto nacionalistas como de izquierda y derecha, que nunca les perdonarán haberles puesto en ridículo y demostrado públicamente que no son demócratas.
Unos y otros, por culpa de la osadía democrática de Ciutadans, ven sus privilegios de casta en peligro. Sienten algo que no sentían desde hace años, porque España era un rebaño domesticado. Sienten miedo del pueblo pensante, de ciudadanos que recapaciten y descubran el gran engaño de la democracia española, que asuman de una vez que lo que nos gobierna es una triste oligocracia de partidos políticos que en nada se parece a una democracia auténtica.
El pecado de Ciutadans es haberlo puesto en evidencia, haber ganado tres escaños sin dinero, sin apoyo de los medios de comunicación, recurriendo sólo a lo que está "prohibido" en la política rastrera que nos rodea: la razón, la dignidad y el alma noble de los votantes.
Los que se autodenominan "izquierda progresista", los "catalanistas" radicales, los de la "derecha acomplejada", los vetustos "comunistas reciclados" en demócratas aparentes, todos ellos dispararán a la diana de Ciutadans con especial saña, con el odio que suele volcarse en aquel que ha tenido la osadía de descubrir las vergüenzas ajenas. Y dispararán con ayuda de la prensa sometida, esa prensa que ha abandonado los intereses del ciudadano y de la democracia para retozar con los partidos políticos en un triste contubernio de poderes e influencias. Ciutadans ha tenido la "osadía" de ganar tres escaños a pesar del boicot mediático, y eso es imperdonable para el periodismo esclavo.
Además, para colmo de males, Ciutadans defiende a los "malditos españoles", poniendo en evidencia un trabajo de castración cultural cuidadosamente elaborado por el nacionalismo radical catalán desde la llegada al poder del taimado Pujol.
Por último, quieren hacer pagar caro a Ciutadans su mayor pecado: el de haber exhibido en público las miserias y carencias de la sociedad catalana, su regresión, su autoritarismo, su intervencionismo, su dictadura linguistica, su democracia degenerada, su violencia solapada, su odio a lo externo, su decadencia, en definitiva, algo imperdonable para un nacionalismo que sólo sabe progresar bajo la marea del victimismo y del engaño cultural e histórico.
Y todo eso se paga, como ya puede comprobarse. El baile de la ignominia ha empezado ya cuando periodistas sometidos les acusan de haber sido financiados por FAES o cuando "profesionales de la política" que no se han bajado del coche oficial en décadas les compara con el GIL.
A los demócratas españoles nos queda comptemplar, en los próximos meses, un espectáculo bochornoso y degradante: la mafia política imperante practicando impunemente la descalificación y el acoso y derribo a un partido emergente cuyo único pecado ha sido apelar a la democracia auténtica.
Sobre la "realidad ciudadana" escribe Manuel Molares en Crónicas Bárbaras
Nació hace tres meses, durante los que sufrió el silencio de los medios informativos y los ataques del catalanismo más nazi, pero Ciutadans de Catalunya-Partido de los Ciudadanos tendrá tres diputados en el parlamento catalán para representar la España y la Cataluña más tolerantes, cultas y cosmopolitas.
Porque Ciutadans se enfrentará al contagioso nacionalismo que absorbió incluso al partido socialista y que convirtió al ciudadano en siervo de obligaciones identitarias, imponiéndole la lengua única y el desprecio obligatorio a todo lo español.
Frente a la realidad nacional como objetivo obsesionante y corruptor, la realidad ciudadana: el que cada persona sea libre, como señala la Constitución Española.
Porque la principal apelación de Ciutadans es la Constitución como fuente de derechos y deberes, coartados por numerosos estatutos de autonomía con sus obligaciones sociales y culturales que cercenan la libertad individual.
Partido inspirado por intelectuales liberales y de izquierda, los más brillantes de Cataluña –De Carreras, Azúa, Espada, Puigdevall, Boadella, Ovejero, Pericay, Tubau, Nuño, Jiménez Barbat, Vázquez-Rial--, no debe sorprender que tras conocer su triunfal entrada en la política sus seguidores gritaran, como bajo la dictadura, “¡Libertad, libertad!”
Una reclamación frente a lo identitario impuesto por los nacionalistas y sus anexos socialistas y comunistas, que tienden hacia el nacionalsocialismo, que segregan a numerosos ciudadanos y multan a empresas que no se rotulen en catalán: el franquismo al revés.
Albert Rivera, el joven cabeza de lista de Ciutadans presenta, como sus compañeros de partido, la imagen de esa Cataluña amable, mundana y abierta que siempre se admiró desde otras regiones.
En las que es previsible que aparezca también el Partido de los Ciudadanos para defender los derechos de cada uno de ellos frente a los nacionalismos identitarios, incluido el español al viejo estilo imperial.
Un nacionalismo imperial ajado y cuartelero que todavía mantienen muchos dirigentes del PP.
Partido que, sin embargo, y en su ambición de acercarse al poder, ha aceptado algunos postulados socialnacionalistas en la misma Cataluña, asombrosamente en Andalucía, y que, posiblemente, lo hará también en otras regiones.
Eduardo San Martín escribe en ABC:
Epílogo del epílogo.
Zapatero tenía un designio para Cataluña. Lo tiene para casi todo. También para Madrid. Anda tan sobrado que confía antes en su providencialismo que en las virtudes de los candidatos que elige para batirse el cobre en la palestra electoral. No parece importarle un bledo que sus elegidos (siempre los elige él) sean grises como la ceniza o unos perfectos desconocidos.
Puso a Montilla porque ya se encargaría él, José Luis Rodríguez Zapatero, de ganar las elecciones en Cataluña. Resultado: cinco escaños y cinco puntos menos. ¿La debacle habría sido peor sin su concurso? Nunca lo sabremos. Sí sabemos, en cambio, lo que ya sabíamos: que la voluntad por sí sola no resucita a los moribundos.
¿Es el fin de la baraka de quien, hace apenas seis años, era un oscuro e invisible diputado por León? Diagnóstico prematuro, tal vez. Pero nadie podría reprocharle a Miguel Sebastián que se fuera buscando otros apoyos en Madrid. Por si las moscas.
En segundo lugar, los chiens han fracasado porque el periodismo ya no es el único foro donde se dirime el conflicto social y, por tanto, electoral. Nadie debe desconocer que Ciutadans ha tenido la hegemonía en internet, como no podría ser menos en un partido que fue creado en la red. Y, en último lugar, porque los chiens pasados a doberman siempre fracasan".
Voto en blanco considera que 'Ciutadans' tiene pintada una diana en el corazón
Los tres escaños ganados por Ciudadanos les coloca una diana en el corazón. Desde ahora, son el enemigo a batir para unos partidos políticos, tanto nacionalistas como de izquierda y derecha, que nunca les perdonarán haberles puesto en ridículo y demostrado públicamente que no son demócratas.
Unos y otros, por culpa de la osadía democrática de Ciutadans, ven sus privilegios de casta en peligro. Sienten algo que no sentían desde hace años, porque España era un rebaño domesticado. Sienten miedo del pueblo pensante, de ciudadanos que recapaciten y descubran el gran engaño de la democracia española, que asuman de una vez que lo que nos gobierna es una triste oligocracia de partidos políticos que en nada se parece a una democracia auténtica.
El pecado de Ciutadans es haberlo puesto en evidencia, haber ganado tres escaños sin dinero, sin apoyo de los medios de comunicación, recurriendo sólo a lo que está "prohibido" en la política rastrera que nos rodea: la razón, la dignidad y el alma noble de los votantes.
Los que se autodenominan "izquierda progresista", los "catalanistas" radicales, los de la "derecha acomplejada", los vetustos "comunistas reciclados" en demócratas aparentes, todos ellos dispararán a la diana de Ciutadans con especial saña, con el odio que suele volcarse en aquel que ha tenido la osadía de descubrir las vergüenzas ajenas. Y dispararán con ayuda de la prensa sometida, esa prensa que ha abandonado los intereses del ciudadano y de la democracia para retozar con los partidos políticos en un triste contubernio de poderes e influencias. Ciutadans ha tenido la "osadía" de ganar tres escaños a pesar del boicot mediático, y eso es imperdonable para el periodismo esclavo.
Además, para colmo de males, Ciutadans defiende a los "malditos españoles", poniendo en evidencia un trabajo de castración cultural cuidadosamente elaborado por el nacionalismo radical catalán desde la llegada al poder del taimado Pujol.
Por último, quieren hacer pagar caro a Ciutadans su mayor pecado: el de haber exhibido en público las miserias y carencias de la sociedad catalana, su regresión, su autoritarismo, su intervencionismo, su dictadura linguistica, su democracia degenerada, su violencia solapada, su odio a lo externo, su decadencia, en definitiva, algo imperdonable para un nacionalismo que sólo sabe progresar bajo la marea del victimismo y del engaño cultural e histórico.
Y todo eso se paga, como ya puede comprobarse. El baile de la ignominia ha empezado ya cuando periodistas sometidos les acusan de haber sido financiados por FAES o cuando "profesionales de la política" que no se han bajado del coche oficial en décadas les compara con el GIL.
A los demócratas españoles nos queda comptemplar, en los próximos meses, un espectáculo bochornoso y degradante: la mafia política imperante practicando impunemente la descalificación y el acoso y derribo a un partido emergente cuyo único pecado ha sido apelar a la democracia auténtica.
Sobre la "realidad ciudadana" escribe Manuel Molares en Crónicas Bárbaras
Nació hace tres meses, durante los que sufrió el silencio de los medios informativos y los ataques del catalanismo más nazi, pero Ciutadans de Catalunya-Partido de los Ciudadanos tendrá tres diputados en el parlamento catalán para representar la España y la Cataluña más tolerantes, cultas y cosmopolitas.
Porque Ciutadans se enfrentará al contagioso nacionalismo que absorbió incluso al partido socialista y que convirtió al ciudadano en siervo de obligaciones identitarias, imponiéndole la lengua única y el desprecio obligatorio a todo lo español.
Frente a la realidad nacional como objetivo obsesionante y corruptor, la realidad ciudadana: el que cada persona sea libre, como señala la Constitución Española.
Porque la principal apelación de Ciutadans es la Constitución como fuente de derechos y deberes, coartados por numerosos estatutos de autonomía con sus obligaciones sociales y culturales que cercenan la libertad individual.
Partido inspirado por intelectuales liberales y de izquierda, los más brillantes de Cataluña –De Carreras, Azúa, Espada, Puigdevall, Boadella, Ovejero, Pericay, Tubau, Nuño, Jiménez Barbat, Vázquez-Rial--, no debe sorprender que tras conocer su triunfal entrada en la política sus seguidores gritaran, como bajo la dictadura, “¡Libertad, libertad!”
Una reclamación frente a lo identitario impuesto por los nacionalistas y sus anexos socialistas y comunistas, que tienden hacia el nacionalsocialismo, que segregan a numerosos ciudadanos y multan a empresas que no se rotulen en catalán: el franquismo al revés.
Albert Rivera, el joven cabeza de lista de Ciutadans presenta, como sus compañeros de partido, la imagen de esa Cataluña amable, mundana y abierta que siempre se admiró desde otras regiones.
En las que es previsible que aparezca también el Partido de los Ciudadanos para defender los derechos de cada uno de ellos frente a los nacionalismos identitarios, incluido el español al viejo estilo imperial.
Un nacionalismo imperial ajado y cuartelero que todavía mantienen muchos dirigentes del PP.
Partido que, sin embargo, y en su ambición de acercarse al poder, ha aceptado algunos postulados socialnacionalistas en la misma Cataluña, asombrosamente en Andalucía, y que, posiblemente, lo hará también en otras regiones.
Eduardo San Martín escribe en ABC:
Epílogo del epílogo.
Zapatero tenía un designio para Cataluña. Lo tiene para casi todo. También para Madrid. Anda tan sobrado que confía antes en su providencialismo que en las virtudes de los candidatos que elige para batirse el cobre en la palestra electoral. No parece importarle un bledo que sus elegidos (siempre los elige él) sean grises como la ceniza o unos perfectos desconocidos.
Puso a Montilla porque ya se encargaría él, José Luis Rodríguez Zapatero, de ganar las elecciones en Cataluña. Resultado: cinco escaños y cinco puntos menos. ¿La debacle habría sido peor sin su concurso? Nunca lo sabremos. Sí sabemos, en cambio, lo que ya sabíamos: que la voluntad por sí sola no resucita a los moribundos.
¿Es el fin de la baraka de quien, hace apenas seis años, era un oscuro e invisible diputado por León? Diagnóstico prematuro, tal vez. Pero nadie podría reprocharle a Miguel Sebastián que se fuera buscando otros apoyos en Madrid. Por si las moscas.
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