Carlos Sanchez escribe un interesante artículo en El Confidencial, vía Caffé Reggio , sobre las elecciones primarias. Estoy de acuerdo con su exposición salvo cuando dice que no hay democracia sin partidos. Yo entiendo que no hay democracia sin ciudadanos.
"Los partidos políticos, como todo el mundo sabe, son esenciales en su sistema democrático. Tan esenciales, que si ninguna fuerza política inspirada por ciudadanos libres se presentara a unos comicios, no se podría hablar con propiedad de democracia. No hay democracia sin partidos. La política exige, por lo tanto, instrumentos adecuados -los partidos- capaces de articular las demandas sociales de carácter general. No los intereses específicos de determinados individuos o colectivos que sólo actúan en beneficio propio. De ahí que sea crucial la existencia de reglas democráticas en el funcionamientos interno de los partidos políticos.
Esta máxima, que tiene mucho que ver con lo que Max Weber denominaba "ética de la convicción", es la que oculta en España un sistema de partidos que desprecia la democracia interna. Y no vale acudir al manido argumento de que los Congresos de los partidos son la máxima expresión democrática de una formación. Es evidente que el sistema de elección de los compromisarios fracasa cuando el 70 u 80% de los delegados detentan un cargo público, lo que significa que su capacidad de distanciarse del jefe político es irrelevante en la mayoría de los casos.
Ojo. El problema no es que se trate de políticos profesionales, insistiendo en la definición weberiana -que llegó a hablar de ‘prebendados’ o de funcionarios a sueldo-, sino que el problema radica en que no han pasado por el veredicto de las urnas. A no ser que se considere democrático el actual sistema de listas cerradas en el que los votantes no conocen al 90% de los candidatos.
Ahora que se habla tanto de corrupción municipal, alguien debería cambiar las cosas para evitar que otro tipo de corrupción -la de las listas cerradas- continúe campando por sus respetos como si fueran compatibles con la democracia. Las listas cerradas sólo tendrían un pase si los partidos políticos fuesen realmente democráticos. Y parece evidente que por ahí no van los tiros".
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