Hace tiempo leí en algún sitio que el presidente del gobierno quería se abandonase el uso del ZP para que se le llamase por sus dos apellidos. Y hete aquí que ahora los estrategas electorales del Psoe salen con la Z de Zapatero, para hablarnos de las bondades de su gobierno. Me sumo a la viralidad para sacar a relucir la banalidad/Z y la vacuidad/Z, con grave riesgo de la fonética y ortografia de nuestro léxico.
"Dice Zapatero que el partido socialista actual es el que más se parece al conjunto de España y, aunque ahora puede que no sea verdad, temo que llegue a serlo. Ya sabemos lo que decía Picasso cuando le reprochaban que su retrato de Gertrude Stein no se asemejaba al modelo: "Descuida, que ya se parecerá...". Si este temor se confirma, tenemos cuentistas para rato y esto va a ser el cuento de nunca acabar. Porque sólo los ciudadanos españoles, es decir, los que no se parezcan tanto como nos aseguran al modelo que se les ofrece, pueden decir de una vez: colorín colorado, este cuento se ha acabado." Fernando Savater
En 2004, poco después de la sorprendente victoria socialista en las elecciones generales, publiqué un artículo titulado "Ojo con el talante de ZP. Es una sofisticada estrategia de comunicación política", en el que, entre otras cosas, decía:
Lo que el electorado sí está percibiendo es amabilidad y un estilo positivo en los mensajes que inclinan a pensar que también los contenidos son positivos. Es la magia de las formas que se impone a la realidad. Por primera vez en la España democrática, un gobierno se propone generar empatía en la población y eso representa toda una innovación en comunicación política. Desde la óptica de la comunicación, el PP se equivoca. Los ciudadanos, cuyo interés por la política es mínimo y no deja de descender, cada vez votan menos por convencimientos ideológicos o principios sólidos. Votan por simpatía y si es así la estrategia del PSOE, orientada hacia la distensión, el diálogo y el enfoque positivo, es más avanzada y eficiente.
Hoy, tres años después, sigo pensando lo mismo: a pesar de sus grandes y numerosos errores y de los cuantiosos daños que ha causado a la nación, Zapatero sigue teniendo en el talante su carta ganadora y su gran truco electoral frente a un Rajoy adusto, serio, muy capaz para comunicar la tensión y el drama, pero incapaz de manejar el humor y de gestionar la distensión y la ilusión.
Mientras Zapatero es un sátrapa peligroso que sabe sonreir, Rajoy tiene el problema de que entronca con la vieja política, estúpidamente solemne y rígida.
Esa diferencia es la principal razón de que el sátrapa, a pesar de haber cometido más abusos y errores que cualquier otro líder de la moderna democracia española, no se haya desplomado en las encuestas que miden la intención de voto.
Una de las mayores limitaciones históricas del poder político es que siempre ha sido adusto, solemne y rígido. Los dictadores jamás sonrien y eso lo sabe el pueblo. ¿Quien ha visto sonreir a Hitler, Stalin, Mao o Franco? Parece como si el poder exterminase el sentido del humor.
ZP puede ser un dictador, como afirman sus adversarios, pero un dictador sonriente, un caso único, toda una innovación en la política española.
Zapatero ha cambiado las leyes según su conveniencia, las ha aplicado según su voluntad, a veces con magnanimidad y a veces con rencor, ha puesto en crisis principios básicos como la igualdad, negocia en la oscuridad, de espaldas al pueblo, miente con frecuencia, pone en crisis la unidad del país, no respeta la separación de poderes e, incluso, ha apaleado la Constitución en muchos de sus artículos, pero ha hecho todas esas barbaridades con talante, lo que le resta dramatismo y alcance a su condición de pésimo político.
Si se contemplan sus actos, es todo un sátrapa de manual, pero ahí está la sonrisa para despistar y para engañar a los incautos, que en España son millones, cansados de política seria, de bigotes cabreados, de declaraciones solemnes que casi siempre son mentiras.
En su último vídeo, consciente de que todo su capital político se reduce al talante y a la sonrisa, utiliza esas armas y logra el milagro político de reirse de él mismo. Es toda una innovación en la república de los serios y aburridos políticos tradicionales.
Los ciudadanos están hasta el moño de los políticos y empiezan a odiarlos. Saben que son engañados por ellos y que el político se han transformado en una casta enquistada en el poder, que cobra impuestos para disfrutar de privilegios y lujos, pero quizás la gran enseñanza de Zapatero es que los súbditos sometidos y aplastados prefieren un mentiroso sonriente a un mentiroso solemne y cabreado que, además, riñe a los mismos que explota y somete.Manuel Rubiales en Voto en Blanco
* Fuente: Hannah Arendt "Eichemann en Jerusalén" (24 de julio de 1963, carta a Gershom Scholem), en Una revisión de la historia judía y otros ensayos. Barcelona, Paidós, 2005, página 150.
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