Del libro Conceptos para pensar el siglo XXI, coordinado por Andrés García Inda y Carmen Marcuello Servós, editado por Los libros de la Catarata (2008), vía Pandeoro:
"De todos modos, no corren buenos tiempos para la responsabilidad: la responsabilidad no es hoy día un valor en alza. Más bien todo lo contrario. Y de ahí que nuestra cultura de los derechos sea una cultura delegante, estatalista, individualista y "robinsoniana" de los derechos. Son derechos sin responsabilidad. Y es que en un mundo burocratizado y tecnocrático, la responsabilidad se difumina y se delega: desaparece. En lugar de ese "Todos somos responsables de todo y de todos", de Dostoievski, lo que impera es el "cada cual que se busque la vida", o el "a mi que me registren". Algunos sociólogos -como Zygmunt Bauman- han señalado algunas formas específicas a través de las cuáles la responsabilidad moral qu eestá en el fundamento de nuestra vida social se difumina, se anula y desaparece. Y en el origen de esa difuminación está hechos que luego nos parecen monstruosos.
Por un lado la responsabilidad moral se anula o se debilita con la distancia. Por eso, la producción social de la distancia contribuye a difuminar la responsabilidad. Esa distancia no es sólo fisica- aunque también- sino sobre todo social: tendemos a des-responsabilizar-nos de aquello que no nos incumbe porque está lejos de nosotros. Por ejemplo, la guerra de Irak ...
Una segunda forma de difuminar la responsabilidad moral consiste en sustituirla por la responsabilidad técnica. La responsabilidad técnica, en primer lugar, lo que hace es fragmentar la responsabilidad en la toma de decisiones: no es un individuo quien decide; el individuo forma parte de una cadena y su decisión parece irrelevante en el contexto de esa cadena de decisiones. En segundo lugar, lo que hace la responsabilidad técnica es ocultar el significado moral de nuestras acciones, como si por el hecho de ser decisiones técnicas no tuvieran un importante significado moral...
Finalmente, una tercera forma de fomentar la indiferencia ante la situación de los otros está en lo que ha dado en llamarse las tecnologías de segregación y separación. Es lo que antes hemos llamado la "proyección del monstruo". Basta con promover una estricta separación entre "nosotros" y los "otros" y con comenzar a dar razones que justifiquen esa diferencia, para que nuestra indiferencia moral ante lo que les pase a los demás esté absolutamente legitimada: porque son débiles, porque son diferentes, porque no se saben defender, porque son malos..." (pp. 21-23)
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