Voy a dedicar varios post a la renta básica de ciudadanía -uno de sus nombres-, y esta serie la inicio con un editorial del diario EXPANSION, el del día 15 de Agosto 2006:
LA UTOPIA IRRACIONAL DE LA RENTA BASICA
[las anotaciones en rojo son mías]
Los defensores de la denominada renta básica, una suerte de ayuda económica para todo ciudadano por el mero hecho de serlo, no cejan en su empeño de promover la iniciativa en todos los foros posibles con el objetivo de verla hecha realidad. El Parlamento Europeo acaba de admitir una propuesta de la Asociación Renta Ciudadana, gracias a la intermediación de una eurodiputada socialista española, para su estudio y eventual implantación, lo que en la práctica supondría, según los datos elevados a la Eurocámara, que cada ciudadano europeo recibiría una paga de 421 euros al mes.
Se trata de una propuesta de la que en España ya llueve sobre mojado. En el Congreso ya existe una subcomisión encargada de analizar el impacto y la viabilidad de la renta básica, como consecuencia de sendas proposiciones de ley auspiciadas por ERC e IU hace un año argumentando el fracaso de las políticas sociales en la erradicación de la pobreza. La cuantía barajada era de 300 euros al mes para cada español, independientemente de su condición. ERC era entonces el principal apoyo parlamentario en el Congreso, lo que favoreció la aceptación de la propuesta. Dicha vinculación parlamentaria ha cambiado sensiblemente a raíz de la disolución del tripartito catalán. El PSOE, no obstante, no le hace ascos a la renta básica, defendida tanto por el ministro Jordi Sevilla como por el propio presidente Zapatero en vísperas de las elecciones generales de 2004. En todo caso, no deja de ser insólito el planteamiento debatido ahora en el Congreso, con la aspiración de crear con cargo al erario público una suerte de paga para los españoles, igual para todos, incondicional se trabaje o no, lo mismo para ricos que para pobres.
Desde hace dos décadas, en el mundo ha proliferado una corriente de pensamiento utópico, que considera la renta básica un derecho de la ciudadanía para alcanzar en el ámbito económico el mayor grado de igualdad y libertad, de forma equivalente al sufragio universal en lo político. Ahora bien la renta básica no debería pasar de un mero ejercicio académico.
En el caso de España no salen las cuentas. Abonar esta paga a todos los españoles supondría un coste anual de cien mil millones de euros, el 10% del PIB. Aún implantándola por fases, como pretenden ahora sus defensores, el coste seguiría siendo inasumible desde el punto de vista cuantitativo. Y desde una óptica cualitativa, la renta básica es todavía más inaceptable, pues difícilmente esta redistribución coactiva de la riqueza puede contribuir a erradicar la pobreza, anulando el espíritu de sacrificio, alimentando la indolencia y desincentivando el empleo y la actividad productiva. ¿Acaso no se dan cuenta los políticos que defienden la renta básica que si todos los ciudadanos se conformaran con la renta básica y optaran por no trabajar se produciría el absurdo de que no se producirían los recursos necesarios para financiarla? ¿NO ES MAS ABSURDO PLANTEAR TAL HIPOTESIS?
Se trata, pues, de una iniciativa condenada de antemano al fracaso, que el buen juicio aconseja almacenar en el cajón de las utopías académicas. Es inadmisible que algunos políticos pierdan el tiempo en confundir a los ciudadanos con este tipo de excentricidades, en lugar de afrontar los problemas reales que tiene planteados la sociedad, cuya solución no pasa por la sopa boba de la renta básica. ¿POR QUÉ es INADMISIBLE que algunos políticos se dediquen a estos asuntos? Sigo sin verlo.
Una argumentación parecida es la que maneja Fernando Minguez en su blog, vía Debate21
LA UTOPIA IRRACIONAL DE LA RENTA BASICA
[las anotaciones en rojo son mías]
Los defensores de la denominada renta básica, una suerte de ayuda económica para todo ciudadano por el mero hecho de serlo, no cejan en su empeño de promover la iniciativa en todos los foros posibles con el objetivo de verla hecha realidad. El Parlamento Europeo acaba de admitir una propuesta de la Asociación Renta Ciudadana, gracias a la intermediación de una eurodiputada socialista española, para su estudio y eventual implantación, lo que en la práctica supondría, según los datos elevados a la Eurocámara, que cada ciudadano europeo recibiría una paga de 421 euros al mes.
Se trata de una propuesta de la que en España ya llueve sobre mojado. En el Congreso ya existe una subcomisión encargada de analizar el impacto y la viabilidad de la renta básica, como consecuencia de sendas proposiciones de ley auspiciadas por ERC e IU hace un año argumentando el fracaso de las políticas sociales en la erradicación de la pobreza. La cuantía barajada era de 300 euros al mes para cada español, independientemente de su condición. ERC era entonces el principal apoyo parlamentario en el Congreso, lo que favoreció la aceptación de la propuesta. Dicha vinculación parlamentaria ha cambiado sensiblemente a raíz de la disolución del tripartito catalán. El PSOE, no obstante, no le hace ascos a la renta básica, defendida tanto por el ministro Jordi Sevilla como por el propio presidente Zapatero en vísperas de las elecciones generales de 2004. En todo caso, no deja de ser insólito el planteamiento debatido ahora en el Congreso, con la aspiración de crear con cargo al erario público una suerte de paga para los españoles, igual para todos, incondicional se trabaje o no, lo mismo para ricos que para pobres.
Desde hace dos décadas, en el mundo ha proliferado una corriente de pensamiento utópico, que considera la renta básica un derecho de la ciudadanía para alcanzar en el ámbito económico el mayor grado de igualdad y libertad, de forma equivalente al sufragio universal en lo político. Ahora bien la renta básica no debería pasar de un mero ejercicio académico.
En el caso de España no salen las cuentas. Abonar esta paga a todos los españoles supondría un coste anual de cien mil millones de euros, el 10% del PIB. Aún implantándola por fases, como pretenden ahora sus defensores, el coste seguiría siendo inasumible desde el punto de vista cuantitativo. Y desde una óptica cualitativa, la renta básica es todavía más inaceptable, pues difícilmente esta redistribución coactiva de la riqueza puede contribuir a erradicar la pobreza, anulando el espíritu de sacrificio, alimentando la indolencia y desincentivando el empleo y la actividad productiva. ¿Acaso no se dan cuenta los políticos que defienden la renta básica que si todos los ciudadanos se conformaran con la renta básica y optaran por no trabajar se produciría el absurdo de que no se producirían los recursos necesarios para financiarla? ¿NO ES MAS ABSURDO PLANTEAR TAL HIPOTESIS?
Se trata, pues, de una iniciativa condenada de antemano al fracaso, que el buen juicio aconseja almacenar en el cajón de las utopías académicas. Es inadmisible que algunos políticos pierdan el tiempo en confundir a los ciudadanos con este tipo de excentricidades, en lugar de afrontar los problemas reales que tiene planteados la sociedad, cuya solución no pasa por la sopa boba de la renta básica. ¿POR QUÉ es INADMISIBLE que algunos políticos se dediquen a estos asuntos? Sigo sin verlo.
Una argumentación parecida es la que maneja Fernando Minguez en su blog, vía Debate21
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