Cada día está más claro que el problema de este hombre tiene que ver con su nivel intelectual y su capacitación profesional y técnica. Parodiando las palabras que Goethe dedicó a Byron, “sólo es grande cuando fabula; cuando razona es como un niño”. Sin olvidar imprescindible sentido común. Con los mimbres que adornan al personaje es imposible hacer un cesto capaz de contener los complejos problemas que conlleva la presidencia de un país moderno, asumiendo que la mala leche no tiene nada que ver con el talento. Sin la menor formación económica, su Gobierno ha entrado en sectores claves de la economía española como elefante en cacharrería. Con un sectarismo impropio de Gobierno democrático, pretendieron hacerle un favor a un amigo regalándole una gran empresa eléctrica, mientras intentaban regalar un gran banco a otro. Cuando las cosas se torcieron, porque en el banquete irrumpió un invitado extranjero no convocado, trataron de hacer realidad una “Endesa española” convocando a los constructores e intentando convencerles para que tomaran posiciones en la eléctrica, cosa a la que no se atrevieron.
Y ahí siguen, en la misma línea de conducta, de espaldas a la vieja máxima ateniense según la cual “si hay que cometer una injusticia, cométela en razón del Poder, en beneficio del Estado; si no, actúa moralmente”. Este Gobierno, vía la mano derecha presidencial, Miguel Sebastián, ha embarcado a tanta gente durante los dos últimos años en aventuras tan disparatadas, ha metido en líos a tantos dejándolos en la estacada, que ahora se ve en la obligación de recompensarles. A Gas Natural, por ejemplo, le ha hecho un siete, lo que explica su interés en darle un protagonismo en una eventual fusión entre Iberdrola y Fenosa. En ayuda del Gobierno ha acudido raudo el gran banquero del Régimen, un reconocido filántropo que tiene cinco o seis causas pendientes con la Justicia. Y ahí están los Entrecanales echando una mano en Endesa, y ahí está Sacyr echando otra en Repsol YPF. Veremos cómo acaba la fiesta. Yo que los ricos hispanos no estaría en absoluto tranquilo. Este Gobierno ha demostrado una inusitada capacidad para dejar a sus amigos en la estacada, diciendo digo donde dijo Diego.
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