Escribe Paolo Flores D´Arcais en EL SOBERANO Y EL DISIDENTE La democracia tomada en serio:
"No se vive sin identidad. Donde desaparece el ciudadano, se asientan identidades vicarias, identidades-refugio basadas en la pertenencia. El ciudadano, sin embargo, solo es libre cuando se libera de sus pertenencias; se puede considerar cualquier identidad pre-política como propedéutica (y subordinada) a la ciudadanía. El ciudadano únicamente es ciudadano (y, por ende, libre) si es abstracto. La ciudadanía es la única pertenencia democrática: en su horizonte cada uno puede seguir siendo disidente con respecto a otro. De hecho, la identidad personal sólo es así si se trata de la realización de un proyecto autónomo, de la emancipación de los condicionamientos del legado. En cambio la pertenencia es aniquilación de la diferencia individual al someterse a los valores y a las jerarquías del grupo, alienación de cualquier voluntad singular al exaltar el sentido de la comunidad. Conformismo. Porque, al pie de la letra, hay un con-formarse al modelo de grupo, donde cada uno replica y obedece a la heteronomía de un sentir anónimo, donde la disensión equivale a traición y se paga con la purga".
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