@Eduardo Segovia / Elena Herrero-Beaumont.- - 13/09/2008
El silencio que reina en algunos departamentos de Lehman Brothers es helador. “Los directores de Tesorería en Nueva York ya han optado por no ir a trabajar”, dijeron a El Confidencial fuentes próximas al banco de inversión. “No hay negocio, nadie quiere contratar con ellos”. El trágico panorama de estos días es radicalmente diferente a la efervescencia que vivía hace poco más de medio año el banco de inversión más antiguo de los Estados Unidos. Efervescencia como culmen de un crecimiento imbatible que ha caracterizado a la entidad a lo largo de sus 164 años de existencia.
El batacazo de esta semana ha sido especialmente doloroso para un banco que no ha hecho más que crecer y superar con éxito obstáculos imposibles desde que nació como tienda de ultramarinos en la Alabama de 1844. Hasta hace poco más de un mes, Lehman era la cuarta financiera más grande de Wall Street por valor de mercado. Ha sobrevivido a todas las crisis económicas de los siglos XIX, XX y XXI, y ha sabido aprovechar los profundos cambios que ha experimentado la economía norteamericana durante todo este tiempo para impulsar con éxito su negocio financiero.
En el 2007 y por cuarto año consecutivo, la “Financiera más Admirada” según la revista Fortune, registró niveles récord en su beneficio neto por acción; en el 2006, ocupó el primer puesto en el ranking anual de Barron’s 500 -que mide el rendimiento de las corporaciones más importantes de Estados Unidos y Canadá-; y en el 2005, Standard & Poor’s, la agencia de calificación de riesgo, subió el rating de la deuda de Lehman a largo plazo de A a A+, citando la efectiva diversificación de sus ganancias y la buena gestión del riesgo.
Pero la euforia ha sido la principal enemiga de la previsión. Mientras otros bancos se anticipaban al tsunami financiero que estalló en el verano del 2007, Lehman seguía disfrutando de la abundancia acumulada en el transcurso de casi dos siglos de victoria. Tras el esplendor, sin embargo, los activos basura se multiplicaban como un cáncer. Lo acontecido esta semana ha sido la crónica de casi una muerte anunciada. Casi.
Buscando desesperadamente a un comprador
Este fin de semana será crucial para la salvación o la quiebra de Lehman. La Reserva Federal y el Tesoro de EEUU comenzaron el jueves a buscar a contrarreloj un comprador para el banco ante el derrumbe de su cotización en bolsa. Los nombres que más suenan son los de Bank of America (sólo o con varios fondos) y Barclays, pero parece que está costando bastante más encontrar a alguien dispuesto a ‘comerse el marrón’ que en el caso de Bear Stearns, comprado por JP Morgan con la mediación de la Fed en marzo.
Lehman Brothers, que estaba en el ojo del huracán desde hace semanas (y que el lunes veía dimitir a su histórico máximo responsable en Europa y Asia, Jeremy Isaacs), se hundió un 45% el miércoles tras anunciar el fracaso de las conversaciones para dar entrada en su capital a la entidad coreana KDB, que era la gran esperanza de salvación del banco.
El derrumbe se interrumpió el miércoles pasado pese a anunciar unas escalofriantes pérdidas trimestrales de 3.900 millones de dólares. Sin embargo, el mercado acogió inicialmente con optimismo el anuncio de una batería de medidas para enderezar su rumbo: recorte del dividendo por un importe de 450 millones, la venta masiva de activos tóxicos inmobiliarios y la de algunas unidades como la gestora Neuberger Berman, que cuenta con el 70% de los 280.000 millones de dólares de patrimonio gestionado del banco.
Pero la alegría duraba poco. El jueves volvía a desplomarse más del 40% después de que Moody’s anunciaba que rebajaría su rating si no encontraba un socio financiero más fuerte. Además, su rival Merrill Lynch echaba más leña al fuego diciendo que Lehman podía venderse por el precio de una acción. La situación estaba fuera de control, lo que obligaba a las autoridades a tomar cartas en el asunto para buscar un comprador. Y en ésas estamos.
¿De dónde viene la crisis? El problema es la elevada exposición inmobiliaria del banco, sobre todo en el sector comercial -32.600 millones de dólares- y menos en el residencial -17.200 millones-. Casi toda esta exposición son créditos y activos (edificios, participación en centros comerciales, etc.), no derivados de crédito, ni titulizaciones, ni CDOs. Aunque la mayor parte de esos créditos no son morosos, Lehman tiene que valorarlos al precio de mercado (el famoso mark to market) y en muchos casos el tipo de interés al que se concedieron esos préstamos es inferior al coste de financiación actual del banco. En el tercer trimestre, las provisiones por esta valoración fueron de 6.400 millones de dólares, que se comieron todo el beneficio ordinario y provocaron esas pérdidas de 3.900 millones.
Las prisas por salvar Lehman responden al desplome de la cotización y al riesgo de que los clientes huyan del banco y de que sus acreedores le corten el crédito. Y, al igual que ocurría con Bear Stearns, la participación del Tesoro y la Fed en la operación trata de evitar un efecto dominó que arrastre al conjunto del sistema financiero por su exposición directa a Lehman o por el riesgo de contrapartida en su operativa como broker. Aunque su situación de liquidez es más sólida que la de Bear, como certifica Standard & Poor’s (tiene 40.000 millones en caja), la espiral en la que ha entrado le aboca sin remedio a la venta.
El gobierno no puede salir al rescate
El problema es que Lehman no puede ser rescatado directamente por el Gobierno, por dos razones: primero, porque Bush acaba de gastarse 140.000 millones de dólares (como mínimo, porque seguramente será mucho más) en salvar a Fannie Mae y Freddie Mac, con una economía al borde de la recesión y con un déficit público galopante; y segundo, porque en este caso no hay un interés social de salvar el mercado hipotecario que justifique una medida tan intervencionista y contraria a la cultura norteamericana.
Así que la única opción es repetir la jugada de Bear Stearns. Aunque el valor de Lehman tras el derrumbe en bolsa apenas supera los 2.000 millones de dólares, los potenciales compradores quieren que el Gobierno les dé una garantía contra potenciales pérdidas derivadas de la operación, al igual que hizo entonces con JP Morgan (en aquel caso, el Ejecutivo se comprometió a absorber pérdidas potenciales de hasta 29.000 millones). Y ése parece ser el principal escollo para alcanzar un acuerdo: aunque no sea el comprador, la Administración Federal es muy reticente a conceder este tipo de avales por el peligroso mensaje que está lanzando de que va a rescatar a cualquier entidad con problemas.
Las contrapartidas son el riesgo moral de estas operaciones –las autoridades salvan a los bancos que se han hinchado a ganar dinero con prácticas excesivamente arriesgadas-, así como los daños para los accionistas –cuyos títulos ya no valen prácticamente nada- y los titulares de bonos –que no saben su podrán recuperar su dinero-.
Según el Wall Street Journal, el objetivo de las autoridades norteamericanas es anunciar un acuerdo antes de la apertura asiática del lunes (en la madrugada del domingo al lunes en Europa). Estas prisas reducen notablemente el número de potenciales compradores, puesto que quedan excluidos los bancos con grandes diferencias horarias como los japoneses (se ha hablado de Nomura) o que tienen que obtener una aprobación de su regulador para una operación de este tipo.
Las entidades con tamaño y capacidad suficientes para absorber Lehman son un grupo muy reducido. En EEUU, aparte de Bank of America, aparece Goldman Sachs, que desmintió estar interesado el jueves. En Europa sólo el británico Barclays aparece en las quinielas, puesto que BNP Paribas, HSBC, Deutsche Bank –que ayer cerró la compra de Postbank- y Santander no parecen tener interés. Si no se encuentra un comprador individual, el Tesoro y la Fed podrían optar por trocear Lehman y venderlo en pedazos a un consorcio, al estilo de ABN Amro: banca de inversión, gestión de activos y negocio inmobiliario (a precios de ganga, claro).
El Financial Times anunciaba ayer por la tarde que un consorcio formado por Bank of America, el fondo de capital riesgo JC Flowers 8que ya intentó comprar Northern Rock) y el fondo soberano chino CIC estudia presentar una oferta. En todo caso, todos los expertos insisten en que la clave está en que el Gobierno ofrezca algún tipo de protección contra posibles pérdidas.
1 comentario:
LEHMAN BROTHERS
Rafael del Barco Carreras
16-09-08. Vaya por delante que me importa poco que quiebre ése o el Banco del Pacífico, pero por la cobertura de la Tele Española, y la sonrisa Presidencial al anunciárnosla, se diría que para nuestros gobernantes ésa es una gran y magnífica noticia. Demostrado quienes son los culpables de la CRISIS. Definitivo, hace seis meses no existía la CRISIS, ahora si existe, y la culpa de los americanos. El Imperio se desmorona.
A mi aquel Imperio de las películas me pareció muy turbio ya en mi adolescencia cuando de empleado en un banco de la Plaza de Cataluña, y paseando por las Ramblas, veía a los Marines borrachos y acaparando prostitutas a pares. La Sexta Flota dejó de atracar en el puerto de Barcelona, las purgaciones y venéreas diezmaban las dotaciones. La tradicional golfería marinera no hundiría el Imperio, como no lo hundirá LEHMAN BROTHERS. Los mecanismos de cobertura y seguros paliarán el desastre financiero, y aquí paz y allá gloria. Por entonces, 1958, en primer curso del Instituto Bancario, yo ya sabía que en Norteamérica quebraban varios cientos de bancos al año, y desde entonces estoy convencido que ellos están en lo cierto, su sistema financiero y político es el menos malo de los sistemas, y la “oscuridad del nuestro” el peor de los malos, el más CORRUPTO.
Los dirigentes de ese banco perderán sus fortunas, aunque su corrupción atenúe la eventualidad, alguno puede que acabe en la cárcel, como suele ocurrir allí. Las CAIXAS catalanas no alcanzan la suma o activos del Lehman, pero están inmersas en el mismo femoral. Y ni de lejos por culpa de los AMERICANOS, sino de nuestros particulares SOCIALISTAS, que por el momento han despedido a algún dirigente con unas indemnizaciones de fábula, CAIXA DE CATALUÑA, pero que JAMÁS sabremos no solo la razón de esos despidos sino el PORQUÉ se han quedado sin un DURO unas CAIXAS PÚBLICAS o de DINERO del PÚBLICO, tradicionalmente sobradas con varias DECENAS DE BILLONES DE LAS ANTIGUAS PESETAS EN SUS LIBRETAS. O el porqué se asocia con otro ente PÚBLICO, el CONSORCIO DE LA ZONA FRANCA (la mayor inmobiliaria de Barcelona ajena a las leyes del concurso público y que se anuncia en las televisiones públicas y privadas catalanas) para construir “a lo faraónico y poco SOCIAL”, y cuantas HIPOTECAS Y CRÉDITOS BASURA, o regularizando la BURBUJA INMOBILIARIA y valorando sus ACTIVOS, no estén mucho peor y en quiebra que el banco americano. Pero sus responsables, impertérritos e inmunes, o despidos millonarios, o seguir en el machito, aquí del SISTEMA (O PARASISTEMA) NO QUIEBRA NADIE, ni siquiera las macroinmobiliarias que renuevan los créditos al infinito, o se reparten activos con las instituciones crediticias “públicas” a precios “convenidos y convenientes”. OSCURANTISMO E IMPUNIDAD, o sea, CORRUPCIÓN. Ver www.elconsorci.net,
Precisamente pensaba escribir sobre el edificio “llaves mano” para Telefónica, de 24 plantas y 110 metros de altura en el FORUM, que el Consorcio da por iniciado en agosto del 2007 (en plena crisis de liquidez) a finalizar el 2009. Presupuesto 65 millones de euros. Mi “amigo” Narcís Serra, puede disfrutar pasando de la mesa de Telefónica, donde es Consejero, a la del Consorcio, su asociado, y acto seguido cubrir el día a día de su CAIXA. Por el momento consigue que la Confederación de Cajas y el BCE…sigan apoquinando. ¡Y ahora más y mejor por el susto americano!
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