Escrito por André Comte-Sponville y recogido en el blog Filosofía digital
“Para ser de izquierdas se necesita de valores, de ideales, de principios, mientras que para ser de derechas, como todo el mundo sabe -y esta es la genialidad de la derecha, su inteligencia específica, su fundamento propio, lo que la destina casi perpetuamente a la victoria-, bastan los intereses. Más lucidez a la derecha, quizás. Más generosidad a la izquierda. La moral no pertenece, por cierto, a nadie, a ningún campo, y no puede reeemplazar a la política. Pero la izquierda no puede precindir de ella, mientras que la derecha, en tanto tal, no la necesita. ¿Y qué queda cuando todos los valores abandonan el campo? El dinero. ¿Puede bastar? ¿Por qué no, si sólo se trata de administrar? El capitalismo no es una ideología, lo que constituye su fuerza. Pero ninguna fuerza hace una civilización.”
Recuerdo que mis alumnos del Liceo donde hice mis primeras clases quedaron muy impresionados cuando les dije, porque me lo preguntaron, que sólo trabajaba por dinero y que si me tocaba la lotería (a la que no jugaba ni entonces ni ahora) dejaría la enseñanza. Advertí que eso los hería. Debían imaginar que trabajaba para ellos, o por placer, o por amor a la filosofía…
ES UN HECHO QUE LA MAYORÍA DE LOS CRISTIANOS SON DE DERECHAS
Conocían muy mal este oficio difícil, conocían mal al hombre. Me apresuré a desilusionarlos. ¿Cinismo? La palabra no me molesta. Pero este cinismo sólo es -lo mismo que era, en general, para los antiguos- un amor intransigente por la verdad. Diógenes contra Platón. Más vale decir el mal que es que el bien que no es. Ese mal, el único mal, o el origen de todos, es el egoísmo. El dinero es su instrumento, y la vida se pierde, en efecto, ganándola. La vida se pierde y nosotros con ella: es casi imposible que un rico entre en el Reino de Dios, decía Cristo, y por supuesto que todos los ricos estiman que esto es una metáfora; pero Cristo jamás dijo que lo fuera.
Me parece admirable observar que la rehabilitación de la riqueza, sucedida en los años ochenta, se ha hecho a un tiempo contra la izquierda (la vieja izquierda, como dicen) y contra el cristianismo (la moral judeo-cristiana, como dicen). Esto debería esclarecer a algunos espíritus libres. Es un hecho de todos conocido que la mayoría de los cristianos es de derecha. Pero solo es un hecho y no demuestra ni prueba nada acerca de los valores. Si se trata de éstos, nadie me convencerá de que el cristianismo, de que su inspiración, no es de izquierda, o mejor, de que la izquierda no es cristiana, o judeo-cristiana, que es lo mismo.
Es lo contrario del Becerro de Oro. Es lo contrario del paganismo con sus dioses de castas o de clanes. Es lo contrario de la riqueza o del culto de la riqueza. Rigor de los Evangelios: “Nadie puede servir a dos señores… No podéis servir a Dios y al dinero”. Sé muy bien que mucha gente honesta es de derechas y que hay, en la izquierda (sobre todo cuando está en el poder) tantos crápulas como en otras partes. Dos períodos de gobiernos socialistas en Francia ilustran esto con claridad y tristemente.
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