Nuestra democracia es un bodrio porque sus defectos estructurales son tan numerosos como intensos: listas cerradas y bloqueadas, poder absoluto de los partidos políticos, profesionalización de la política, corrupción, mandatos sin limitación alguna de tiempo, impunidad práctica de los políticos, sobrevaloración de las minorías, poder decisivo para energúmenos sin apenas votos, exilio del ciudadano, monopolio políticos de los partidos, y un larguísimo y vergonzoso etcétera.
Pero la más escandalosa de las carencias de la democracia española quizás sea el hecho ostentoso e hiriente de que los perdedores se imponen a los ganadores, toda una violación de la esencia del sistema.
sábado, 23 de junio de 2007
más claro, agua
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Etiquetas:
elecciones 2007,
Estado de partidos,
partitocracia
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