"Nada hay más ridículo que hablar en público de lo que uno no sabe subrayando el comentario inconsistente con el cabreo personal. A la salsa rosa hay que añadir ahora la salsa ETA, ese tomate. Precisamente por tratarse de un asunto muy grave y complicado hay que dejar el problema del terrorismo en manos de profesionales solventes y discretos. A ellos corresponde dialogar con ETA o no dialogar, detener a los terroristas, juzgarlos, apretar los dientes si se produce un atentado y continuar con el trabajo en silencio".ELPAIS.com 17/06/2006****
"Como la inmensa mayoría de los españoles, que no son monárquicos ni republicanos, pienso que la monarquía española sólo es hereditaria en un sentido formal, pero no real, porque existe un sentimiento difuso entre los ciudadanos de que cada monarca tiene que ganarse a pulso su legitimidad, de modo que cada rey será descendiente de sí mismo. Particularmente, soy juancarlista desde un lejano 23 de abril. Día del Libro, en que fuí presentado al monarca por Jesús Aguirre, duque de Alba, durante un vino español en el patio de la Universidad de Alcalá después del acto académico del premio Cervantes. Me acerqué a mi amigo y le dije:
-Iba a saludar al Rey, pero te he visto y prefiero estar contigo.
-¿No conoces a Su Majestad?
-No
-Ven. Te lo presento.
Llegamos hasta Don Juan Carlos, y Jesús Aguirre, sin más preámbulos le dijo:
-Majestad, le presento a mi futuro biógrafo.
-¿Tu biógrafo? Pues como cuente todo lo tuyo, vas arreglado -exclamó, riendo a carcajadas don Juan Carlos.
Jesús Aguirre ni se inmutó. En ese momento se acercó una mujer vestido con el traje típico de alcalaína y puso entre los tras a la altura de las sotabarbas, una bandeja de metal llena de chorizos relucientes de grasa pinchados cada uno en un mondadientes.
-¿un choricito, Majestad? -ofreció la mujer.
-Venga.
El Rey y el duque de Alba empezaron a comer chorizo castellano mientras la tuna cantaba Clavelitos, y ante esa visión pensé que estaba asistiendo a la profundidad máxima de España. Desde aquel día, el Rey me llama Manolo.
Éstas no son anécdotas, sino categorias de un reinado que dura ya 30 años. Esta Monarquía borbónica siempre fue castiza; ha mojado las galletas en el té o el picatoste en el chocolate, y han sido los toreros sus héroes nacionales. Su único trabajo consistía en cambiarse de traje 15 veces al día, pero Juan Carlos ha tratado de añadir a este trabajo uno más arduo todavía: conquistar adeptos, uno a uno, usando como arma su simpatía personal y no olvidar nunca tu nombre una vez te ha conocido".El PAIS 22/11/2005
martes, 19 de junio de 2007
los profesionales
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