- ¿Cuál es la realidad social del bilingüismo en Cataluña? ¿Realmente los ciudadanos de esa comunidad viven un problema lingüístico? El Gobierno insiste en que no lo hay.
Tiene razón el Gobierno. Lo que hay es un problema político. Nadie ha invocado a los lingüistas para que lo resuelvan. El problema es que hay una lengua de dimensiones demográficas reducidas, con su correspondiente peso social y cultural, cuyo estatus se pretende modificar a base de dinero público y presión moral y política. El problema es que hay otra lengua, la única oficial y común en toda España, y lengua también de los catalanes, que no puede usarse en la enseñanza, y cuyo uso ha desaparecido del espacio institucional catalán.
- ¿En su opinión, por qué se ha llegado a esta situación? ¿Quiénes son los responsables?
- Simplemente, los ingenieros sociales del nacionalismo han tenido éxito.
- La inmersión lingüística se aplica desde hace muchos años. ¿Por qué ahora el Manifiesto?
- Desde hace muchos años una parte de los ciudadanos catalanes han reaccionado contra el nacionalismo, en cualquiera de sus formas. El Manifiesto por la Lengua Común se inscribe así en una trama ya bastante densa. El cambio, tal vez, es que la lucha contra el nacionalismo ya no es una preocupación catalana o vasca, sino que está empezando a convertirse en una preocupación española.
- Algunos les han acusado de alentar una polémica artificial con intereses partidistas, desde un parapeto intelectual. ¿Qué opina?
- ¿Parapeto? En España el término “intelectual” sólo se utiliza para insultar. El parapeto es Casillas, y eso es lo único que en estos momentos les preocupa.
- También han recibido críticas ajenas al mundo político. Importantes figuras de la cultura han reprobado el Manifiesto , por ejemplo, en las páginas de EL CULTURAL el pasado jueves.
- Sí, leí atentamente El Cultural del pasado jueves. Y la verdad es que me di cuenta de que la situación del castellano es mucho más grave de lo que yo mismo pensaba. ¡Algunos intelectuales vernáculos no entienden el castellano! Basta comprobar lo que dicen sobre el Manifiesto. Hay que ponerse manos a la obra para ayudar a esa intelligentsia. Deberían hacerse copias en las otras lenguas españolas: al entender la letra su opinión mejoraría y así los compañeros intelectuales podrían superar la fase infantil del anacoluto que consiste en replicar a cualquier a cosa pedo, caca, culo y pis.
- ¿El impulso del castellano es compatible con el bilingüismo? ¿Sobrevirían las lenguas cooficiales sin medidas especiales de protección o apoyo?
- No hay ninguna necesidad de impulsar el castellano. Basta con no prohibirlo, como se hace en TV3, cuyo manual de estilo privilegia, en sus programas, las declaraciones de personas que se expresen en catalán. En cuanto a las supervivencias la pregunta que empieza a hacerse es la típica de las respiraciones asistidas: cuánto cuesta y para qué me sirve, y sobre todo, para qué LE sirve, que es la pregunta más profunda.
- ¿Cree que el castellano ha sido desatendido? ¿Percibe en los jóvenes de Cataluña un déficit lingüístico mayor que en otras zonas de España?
- No, no lo he percibido. Lo que llevo percibiendo en Cataluña desde hace tiempo no es un déficit lingüístico, sino un déficit de libertad. Y otra cosa percibo: los jóvenes que se interesan por la literatura conocen antes diez mediocres escritores en catalán que un gran escritor en español.
- El Manifiesto ha recibido un gran respaldo social (EL MUNDO ya ha reunido más de 100.000 firmas). ¿Confía en que esto sirva para cambiar algo de la situación? ¿Qué esperan conseguir con esta iniciativa?
- Claro que confío en que sirva. Para eso se hacen las cosas, y no para posar. Y se hacen también en la recta aplicación del método científico. El apoyo al Manifiesto (de 18 a 100.000) demuestra que hay un problema y que nuestra hipótesis era correcta.
El Mundo, 7 de julio de 2008
(Versión íntegra)
publicada en Diarios de Arcadi Espada
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