En efecto, allí se pudo ver, al margen de episódicas y transitorias alianzas, la verdad de las cosas: periodistas y políticos, compactos, prietas las filas y frente a frente. Ayer, que iba en serio, no se impuso la transversalidad de la crisis popular que habría llevado al mismo bando a Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez y Esperanza Aguirre frente a Ruiz Gallardón. ¡Quia! Una prueba más de la ingenuidad, casi seductora, de Jiménez Losantos la de citar a Acebes, Aguirre y Zaplana como testigos de la defensa. La imagen de la presidenta de la comunidad de Madrid desdeñando con un "no me acuerdo" la posibilidad de arañar la cara de Gallardón (que ya es el hombre fuerte del Partido Popular) quedará para siempre. La commedia è finita, y parece mentira que Jiménez Losantos haya tardado tanto en darse cuenta.
Por lo demás peor fue el fondo. Pocas imágenes más perfectas del caos español que la de la sala de juicios. Para empezar el propio juez aceptando la tramitación de la querella. ¡Dios santo!, y nunca mejor dicho. Nada de lo que escribió Jiménez Losantos sobre el 11-M está basado en la razón. Es un misterio (aunque muy trillado) que un hombre culto e inteligente cayera en semejantes trampas de la pasión. El éxito ofusca tanto como el fracaso. Pero si se puede condenar a alguien por un juicio de intenciones que consiste en decir que al alcalde de Madrid, con tal de alcanzar el poder, le daban igual las víctimas del 11-M ya puede ir desfilando por el juzgado toda la clase política, una y mil veces, de aquí y de allí (bueno, a excepción de la catalana, cuyo máximo representante de cuando entonces sólo dijo un día que a los socialistas los podéis enviar a la mierda de dos en dos), autora en campaña electoral, y fuera de ella, de constantes, incendiarios y ridículos juicios de intenciones sobre sus rivales. Desde luego, el mayor error de Jiménez Losantos ha sido el de no atenerse a sus propias sentencias. Ésa, por ejemplo, tan fina: «Yo no confío en los políticos y por eso soy liberal». No atenerse. Comportarse, crecientemente, como un político, de la cruz a la raya. Alguien, como él mismo reconoció ayer trágicamente, que ya no distingue entre la informaciones y las opiniones.
Buenos días.
jueves, 29 de mayo de 2008
periodistas y políticos
Arcadi Espada escribe en El Mundo por dentro: El espectáculo que ofreció ayer la vista oral por la querella de Ruiz Gallardón a Jiménez Losantos fue sublime, y creo que el periódico no lo enfatiza lo suficiente.
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Etiquetas:
Gallardón,
Jiménez Losantos
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