Escribe Agustín Marcos en finanzas.com
Por fin, el mundo se ha puesto de acuerdo para coger el toro por los cuernos, para ir a la raíz de la mayor crisis financiera de la historia, para meterle mano desde el corazón y no desde las extremidades a una recesión nunca vista.
Estados Unidos y la Eurozona han llegado a la conclusión que la enfermedad mortal del sistema financiero no es la liquidez, sino la solvencia, como bien explicamos en Finanzas.com el pasado miércoles antes de que nadie -perdón por mirarnos el ombligo- se atreviera a ponerle el cascabel al gato.
Los países de la zona euro, Inglaterra y Estados Unidos tienen ya claro que es indispensable reforzar el capital de sus bancos mediante la aportación de recursos propios. Es decir, nacionalizarlos parcial o totalmente para fortalecer sus cimientos y que puedan volver a endeudarse.
Entre hoy y mañana vamos a conocer los planes concretos de Alemania y del Reino Unido, donde los cuatro grandes bancos van a ser intervenidos en una operación inédita que pone al descubierto los desmanes de unos directivos que deberían de pasar por el banquillo de los acusados.
Sin embargo, nuestros representantes políticos y económicos consideran que nuestra banca no necesita medidas tan extremas. Así lo dijo ayer Pedro Solbes, quien descartó que el Estado vaya a comprar participaciones en nuestras entidades financieras. Nos gustaría pensar que el ministro de Economía tiene razón, pero sus graves fallos a la hora de diagnosticar nuestra dolencia en los últimos doce meses me hace cuanto menos ponerle en duda.
Más aún, la verdad es que cuesta mucho creerle -¿para qué se aprueba un plan de urgencia de 50.000 millones si nuestra banca está tan bien?- porque cada vez es más difícil saber cómo sobreviven a este tsunami entidades que llevan al menos cinco meses sin obtener un euro en los mercados financieros y un año engañándose al evitar de forma artificial la quiebra de unas inmobiliarias que les deben lo que no está escrito.
Y si se dejan de falacias y ponen en valor (real) las carteras crediticias, empiecen ustedes a enumerar bancos y cajas con el agua al cuello y no se equivocarán en exceso. Ya no valen los cuentos de que los bancos españoles son los que aportan liquidez en el interbancario, que no tienen subrprime –tienen ladrillazo- y que han sido más prudentes que nadie. Y, sobre todo, que todavía tienen plusvalías financieras en bolsa.
Más bien todo lo contrario. El hundimiento de los índices ha aflorado mucho lodo, hasta el punto de que con Iberdrola, Repsol, Gas Natural, ACS, Ferrovial, Prisa y un sinfin de grandes compañías por los suelos, si las entidades financieras y el Banco de España actúan con rigurosa transparencia, mañana tenemos a varios de nuestros héroes empresariales del ayer en las más absoluta ruina. Y sus acreedores son los bancos y cajas, que están pillados
Solbes dice que no es necesario comprar acciones de nuestros bancos, pero en el mercado ya se descuenta que más de uno necesitará ampliar capital en breve porque incumplirá los ratios mínimos de solvencia. En menos de un mes lo veremos.
Estados Unidos y la Eurozona han llegado a la conclusión que la enfermedad mortal del sistema financiero no es la liquidez, sino la solvencia, como bien explicamos en Finanzas.com el pasado miércoles antes de que nadie -perdón por mirarnos el ombligo- se atreviera a ponerle el cascabel al gato.
Los países de la zona euro, Inglaterra y Estados Unidos tienen ya claro que es indispensable reforzar el capital de sus bancos mediante la aportación de recursos propios. Es decir, nacionalizarlos parcial o totalmente para fortalecer sus cimientos y que puedan volver a endeudarse.
Entre hoy y mañana vamos a conocer los planes concretos de Alemania y del Reino Unido, donde los cuatro grandes bancos van a ser intervenidos en una operación inédita que pone al descubierto los desmanes de unos directivos que deberían de pasar por el banquillo de los acusados.
Sin embargo, nuestros representantes políticos y económicos consideran que nuestra banca no necesita medidas tan extremas. Así lo dijo ayer Pedro Solbes, quien descartó que el Estado vaya a comprar participaciones en nuestras entidades financieras. Nos gustaría pensar que el ministro de Economía tiene razón, pero sus graves fallos a la hora de diagnosticar nuestra dolencia en los últimos doce meses me hace cuanto menos ponerle en duda.
Más aún, la verdad es que cuesta mucho creerle -¿para qué se aprueba un plan de urgencia de 50.000 millones si nuestra banca está tan bien?- porque cada vez es más difícil saber cómo sobreviven a este tsunami entidades que llevan al menos cinco meses sin obtener un euro en los mercados financieros y un año engañándose al evitar de forma artificial la quiebra de unas inmobiliarias que les deben lo que no está escrito.
Y si se dejan de falacias y ponen en valor (real) las carteras crediticias, empiecen ustedes a enumerar bancos y cajas con el agua al cuello y no se equivocarán en exceso. Ya no valen los cuentos de que los bancos españoles son los que aportan liquidez en el interbancario, que no tienen subrprime –tienen ladrillazo- y que han sido más prudentes que nadie. Y, sobre todo, que todavía tienen plusvalías financieras en bolsa.
Más bien todo lo contrario. El hundimiento de los índices ha aflorado mucho lodo, hasta el punto de que con Iberdrola, Repsol, Gas Natural, ACS, Ferrovial, Prisa y un sinfin de grandes compañías por los suelos, si las entidades financieras y el Banco de España actúan con rigurosa transparencia, mañana tenemos a varios de nuestros héroes empresariales del ayer en las más absoluta ruina. Y sus acreedores son los bancos y cajas, que están pillados
Solbes dice que no es necesario comprar acciones de nuestros bancos, pero en el mercado ya se descuenta que más de uno necesitará ampliar capital en breve porque incumplirá los ratios mínimos de solvencia. En menos de un mes lo veremos.
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